Usuario: Ángel González
Fecha de publicación: 24.01.2022
La unión entre Tornatore y Morricone ha deparado títulos memorables, en parte debido al gran entendimiento y respeto mostrado entre ellos. Personalmente hay dos que maravillan por encima del resto, que son La sconosciuta y Malena, por el papel que desempeñan en los respectivos filmes. Y con ello no quiero dejar por el camino auténticas maravillas como Cinema Paradiso, La leggenda del pianista sull'oceano o La Migliore oferta.
Sin embargo hay otras dos grandes bandas sonoras que siempre pasan inadvertidas, quizás porque las películas respectivas también lo hacen. Curiosamente son dos obras que inicialmente consideré como de las más flojas colaboraciones del tándem (aunque hablando de ellos, lo de “flojo” hay que tomarlo con pinzas). Una pura formalitá la redescubrí hace un par de años y pasó de parecerme un latazo inentendible, a considerarla una de las tres mejores películas de Tornatore, quizás porque la entendí, jaja. No voy a hacer spoiler aquí (seguramente lo haga cuando algún día la comente) pero, una vez se comprende la película, la música cobra pleno sentido. Y es más, de hecho empecé a entenderla gracias a la música: esa primera vez que alguien silba la melodía del Ricordare en presencia de Depardieu.
La segunda película en cuestión es L’uomo delle stelle. Película y banda sonora que me parecían de lo más flojo de ambos cineastas. Pero las he redescubierto y me han encantado.
Tornatore es un director que genera filias y fobias, quizás por una cierta tendencia al sentimentalismo. Cinema Paradiso es un ejemplo paradigmático de lo bueno (la escena final) y de lo malo (esa más de media hora extra de la versión del director, que a mí me pareció soporífera y pasada de rosca). Pero Tornatore tiene una habilidad especial para hablar de Sicilia, capaz de mostrar la vida allí como una comedia costumbrista y luego soltarte un sopapo de cuidado para criticar usos y costumbres, como en Malena y en esta L’uomo delle stelle. Es más, Tornatore ama a Sicilia, pero la critica y la filma honestamente, algo que con las historias de amor de sus filmes tal vez no.
L’umo delle stelle se presenta como eso, una comedia costumbrista con el cine como telón de fondo, al igual que la archimencionada Cinema Paradiso. Joe Morelli (un fantástico Sergio Castellito) es un tipo que va haciendo supuestos castings como cazador de talentos para el cine. Empiezo SPOILERS. En realidad es un caradura sin escrúpulos que se hace pasar por cazador de talentos y que, para sus pruebas de casting, cobra una cantidad de dinero. Se ha ido a la Sicilia profunda para que sus mentiras puedan ser más creíbles. Entonces se van mostrando muchas intervenciones de esos castings improvisados, que oscilan entre lo cómico y lo no tan cómico.
Contextualizando la situación, la película transcurre en la posguerra, y la miseria y pobreza se une al gran índice de analfabetismo y a los traumas de la guerra recién pasada. Ahí es cuando Tornatore empieza a sacudir pequeños tortazos, que hay quien los verá como concesiones emocionales, pero la naturalidad de algunos de estos personajes, como los bandidos o el pastor es hiriente. Es un Tornatore empático con el sufrimiento que nos dice que la comedia costumbrista que parecía, en realidad es otra cosa; pero ha decidido mostrarlo de un modo sarcástico que probablemente se haya malinterpretado, sobre todo teniendo en cuenta cómo termina la película, donde queda a las claras que no era una comedia.
A la ecuación se suma la relación con Beata, una chica que ve en Joe una salida a su vida sin esperanza. No hay una relación de amor, y seguramente eso también se ha malinterpretado, sino una fascinación de Beata por Joe, mientras que Joe básicamente se aprovecha de ella, quizás de forma menos clara, pero lo hace… Al final lo pillan y la película concluye después de su salida de la cárcel, tras volver sobre sus pasos para saber qué había sido de Beata. Este Joe final ya no es un charlatán sino que siente en su piel y en su memoria el peso de lo ocurrido.
¿Y qué hace Morricone con todo esto? Pues perfila 4 temas diferentes, que varían en importancia. Hay uno que es el menos importante pues funciona de forma diegética y también de falsa diégesis, que es la música que suena en el vehículo de Joe para darse a conocer. Tiene efluvios del Stardust (que también sale en la película) y confiere a Joe un aura de profesional del cine que viene a reclutar talentos. Es falso, evidentemente.
El tema que se asocia normalmente como tema principal es el de los títulos iniciales. Es simpático, agradable… Nos transmite la idea de que vamos a presenciar la comedia costumbrista que se vislumbraba inicialmente. Es un tema que aporta ilusión. Pero su papel es muy limitado una vez que se empiezan a poner boca arriba las cartas del guion. Reaparecerá pocas veces más, algunas transformado. Choca un poco que suene a la salida de la cárcel, cuando a Joe le devuelven su vehículo. No obstante, en realidad confirma que se trata de un tema asociado a la ilusión de algo. Suena apagado pero manifiesta un rayo de esperanza para él, cosa que no sucederá.
Un tercer tema es el que podría decirse que es el tema de amor. Pero no lo es desde mi punto de vista. Es un tema que surge con Beata y es el punto de vista de Beata el que trata. Suena por primera vez en la prueba/casting de Beata, donde Joe no le cobra. Parece que siente una cierta atracción, y esa mínima pista es el detonante de que Beata decida fugarse con él. Él no estará dispuesto, pero el tema sonará en más ocasiones, como en la escena de sexo. La música suena en cierto modo fuera de lugar, porque Joe va a lo suyo y la música es tierna. Pero como es el punto de vista de Beata, y ella está fascinada por Joe, creo que resulta lógica. Nunca esta música surge de Joe, ni siquiera al final cuando sale de la cárcel y busca el paradero de Beata.
Pero el cuarto tema es la baza esencial. Es un tema triste que está milimétricamente pensado. Es la voz de la Sicilia de la posguerra y es una música empática, que apela al sufrimiento de la gente. Veamos cuando suena.
Su primera aparición es la que proporciona el primer revés claro a la supuesta comedia. Joe tiene sexo con la madre de una participante de un casting. No suena una música bufonesca, ni de comedia. No es cómico. Suena este cuarto tema, un tema muy dramático que nos indica que alguien se está aprovechando de la miseria, y se está prevaliendo de la ilusión falsa que ha proyectado en toda aquella gente. Es la música para dar voz a quien pisotean.
Esto será mucho más evidente en las intervenciones maravillosas (para ver en versión original) del jefe de los bandidos o en la del pastor, y sufre una cierta variación con el personaje supuestamente mudo que finalmente recita ante la cámara una poesía del Quinto Regimiento (de Milicias Populares en la Guerra Civil española). La música aparece en el momento justo para convertir L’uomo delle stelle en un fresco social, que nos remite en cierto modo al Neorrealismo italiano.
Aunque será en la escena final cuando se muestre por completo. El montaje de un Joe abatido,al volante de su vehículo, con las voces en su cabeza que le rememoran varios de los castings hechos, cobra su pleno sentido con la música de Morricone. Son las voces del pueblo engañado por él, maltratado por la guerra y asediado por la pobreza. Solo podía sonar esa música como un himno de reconocimiento a esas gentes. De hecho, la pieza musical ideada por Morricone simula distintas voces (instrumentos solistas) que se van encadenando… como las distintas voces que oye Joe. Son instrumentos mayoritariamente “pobres”, como tanto le gustaba a Morricone trabajar con Passolini.
Como curiosidad decir que Tornatore se vio forzado a hacer un final abrupto por problemas de presupuesto. Su idea de final, según lo publicado en su día en el diario La Repubblica, era bastante diferente. Pienso que mucho menos justificado, menos traumático y seguramente bastante más edulcorado. Al igual que con Cinema Paradiso, en aquel caso con el recorte del montaje final, un hecho ajeno a la voluntad de Tornatore creo que evitó un exceso innecesario. Aunque para gustos colores. Esto no es más que una opinión.