En el futuro, se ha descubierto la cura contra el envejecimiento. Para evitar la sobrepoblación, el tiempo es el pago por lujos y necesidades. Los ricos pueden vivir para siempre, mientras que el resto ha de negociar por cada minuto de vida.
Interesante y elaborada partitura en la que el compositor extiende su música en diferentes niveles dramáticos: la base sobre la que se sustenta es la de una música aséptica, desangelada, para el entorno deshumanizado en el que se desarrolla la acción. Se trata de un tipo de música que recuerda, aunque solo es una referencia, la de Vangelis. Sobre esta base empieza a tomar forma un segundo nivel, que permanecerá estable en lo que resta, y es un tono emocional moderadamente melancólico y afligido, que aporta un color de tristeza pero no melodramática sino en realidad muy elegante y con prestancia. Ayuda en este aspecto la inclusión de algunos elementos étnicos, voces incluidas. Finalmente un tercer nivel lo eleva todo a una categoría de trascendencia, más majestuosa que épica, que dota a ese ambiente futurista de cierta esperanza por un futuro mejor. El compositor lo hace con solvencia, solidez y sensibilidad.