Secuela de Independence Day (96) en la que los extraterrestres, veinte años después de su derrota, regresan para conquistar la Tierra.
Aunque algo por debajo de la categoría musical del filme de 1996, este es el mejor trabajo cinematográfico de la pareja de compositores -lo que tampoco era muy difícil- y también está por encima de la media de lo que vienen siendo las bandas sonoras contemporáneas para el género. Es una banda sonora sinfónica intensa, a ratos apabullante en su sentido apocalíptico y destructor, que emplea sonoridades electrónicas para ubicarlas en el ámbito del espacio y contrastarla con la música dramática para el entorno humano, y también atacarla. El tema principal, una música elegíaca con trompeta (lo típico, por otra parte) y momentos que recuerdan a Signs, de James Newton Howard, son parte de lo más destacable. También lo son los temas arcaicos, primarios, hechos con instrumentos étnicos, y que contribuyen a dar un tono violento y agreste. No es muy sólida en estructura pero es más que aceptable.