Una televisión japonesa entrevista a Fellini a propósito de los cincuenta años de existencia de los estudios Cinecittà, y el director rememora sus películas.
La banda sonora de esta película está planteada como un homenaje, muy sentido y emovivo a la figura y obra de Nino Rota, de quien se aplican algunos de los temas que ya se escucharon en filmes del director. Por su parte, Piovani escribe otras nuevas melodías, del mismo cariz nostálgico, festivo o circense.