Drama sobre el sufrimiento y la aceptación de una familia cuando a uno de sus miembros se le diagnostica el sida.
Al contrario de lo que es habitual en él, el compositor sustenta esta banda sonora en la utilización de un único instrumento, el piano, con el que elabora un conjunto de melodías de gran suavidad y singular hermosura, que dulcifican en buena medida el trasfondo dramático de la película y contribuyen a dotar un estado de latente paz y calma.