Una madre no se detendrá ante nada para intentar recuperar a su hijo cuando es secuestrado ante ella en un parque de atracciones.
Banda sonora de género en el que el compositor saca buen provecho de los recursos y códigos usuales para el énfasis de la acción y la inserción de las emociones que motivan en este caso a la protagonista: la ansiedad, la furia, el desquiciamiento... con un magnífico y por momentos demencial tema principal como eje, Jusid revierte lo previsible y lo convierte en un cierto juego de sorpresas que le sirve para llevar la música (y al espectador con ella) por un territorio que en un principio es casi una fiesta pulp tarantiniana decididamente tributaria de la Serie B, donde usos instrumentales bizarros y poco ortodoxos le dan un cierto tono desenfadado y desdramatizado, con aires incluso de duelo de western morriconiano. Luego ya vuelve a la senda convencional para seguir explicando el desarrollo de los acontecimientos, de modo serio y dramático, y es donde a pesar del poderío del tema principal hasta entonces muy bien aplicado deja de tener interés y se vuelve previsible. Al final se busca recuperar ese espíritu, pero ya es tarde.