Adaptación de la obra de William Shakespeare sobre las maquinaciones del perverso monarca Ricardo III.
Para esta película muda, de inicios del siglo XX, el compositor escribió una densa, compleja y extensa partitura sinfónica en la que eludió cualquier tratamiento melódico convencional o ambiental en beneficio de una aproximación y recreación de la locura y las aberraciones del poder, con especial énfasis en pautar constantemente la tensión y el horror.