Un solitario ventrílocuo desespera cuando descubre que su muñeco vive, razona y domina sus emociones. Y ambos se enamoran de la misma mujer.
El compositor escribió una partitura que desarrolló en dos niveles: en primer lugar, músicas densas y opacas, con aires en momentos impresionistas, para el entorno de terror y para otorgar de considerable poder al muñeco, caótico e imprevisible. En segundo lugar músicas dramáticas y un tema principal vertebrador que era melodía romántica que se volvía afligida cuando era aplicada sobre el protagonista (donde se exponía su desolación emocional y sus miedos) y siniestra en la figura del muñeco, al que la música otorgaba un gran poder y evidenciaba el dominio y control sobre su dueño. Notable empleo de una armónica para insertar un elemento perturbador y siniestro en todo momento.