Segunda entrega de The Matrix (99), en la que el protagonista se enfrenta a una terrible amenaza que se cierne sobre Zion.
El compositor mantiene el pulso y la línea de la primera entrega, con similar intensidad frenética que dinamiza el ritmo de la película. Comparativamente es, sin embargo, una creación más clásica y menos innovadora, aunque no por ello menos eficiente.