Un grupo de mercenarios contratados para infiltrarse en un país sudamericano y derrocar a su despiadado dictador se ven atrapados en una peligrosa red de engaño y traición.
Que Brian Tyler no es Jerry Goldsmith es más que obvio, pero la referencia al maestro es ahora pertinente si se recuerda cómo era capaz de imprimir en sus partituras para filmes de acción una huella imborrable con música de gran personalidad y solidez, que elevaba la categoría de los filmes, por muy mediocres que estos fueran. Los tiempos, parece, han cambiado y no a mejor, porque todo lo que puede aportar Tyler como sustituto de Goldsmith en películas de Stallone es una música industrial, absolutamente despersonalizada, llena de efectos orquestales y vacía de sutilezas. Desde una perspectiva meramente funcional, es una creación eficiente y por ello beneficiosa para la pelicula. Pero es tan, y tan poco interesante...