Superproducción sobre los últimos años en la vida del Zar Nicolás II y su esposa Alexandra antes de la Revolución de 1917.
Suntuosa partitura que en créditos iniciales se presenta con una música épica que anuncia que se va a contar un relato a lo grande, importante y trascendente. El otro gran tema es el de la familia Romanov, que hace su aparición con la propia familia. Es un tema romántico sencillo y muy bello, contemporáneo a la época del filme, que sin duda se hizo así para acercar la historia al público que iba a ver la película. Es una fórmula que funciona como flor en el desierto de músicas para el entorno violento, de guerra y conflicto, un tema principal al que el espectador puede agarrarse y con el que empatizar.
Aquí hay música para el contexto histórico (tema inicial y central) y el tema sentimental (central) de los Romanov, que es emotivo pero no muy cambiante, no evoluciona demasiado, si bien es cierto que los Romanov viven en una burbuja prácticamente hasta el momento en que son ejecutados y la música de los Romanov no está para explicarles desde fuera sino desde dentro, desde su perspectiva, por lo que tiene sentido que no experimente mucha evolución, aunque en la parte final su dulzura se dramatiza.
Aunque la película es muy elegíaca a favor del los Romanov la música que acaba por imponerse como tema principal no es la de los Romanov sino la de la Revolución, que es el sentido y significado que acaba por adquirir el tema inicial cuando se alza como tema principal ya en créditos finales, en una versión crepuscular y muy dramática. Como guion musical es muy básico, muy sencillo. Tanto al tema principal como al central de los Romanov les falta desarrollo para levantar el filme.
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