Un niño internado en un hospital infantil y con una grave enfermedad entabla amistad con una repartidora de pizzas, quien le propone un juego para entretenerle: hacer como si cada día que pasa contara por diez años, y así darle una larga vida en unos pocos días...
La dulce y elegante música romántica con la que el compositor ha caracterizado su amplia trayectoria en el cine se expresa aquí una vez más, si bien de un modo algo más modesto. Esta es una creación que alterna las melodías de tono bucólico, muy agradables y emotivas, con temas ambientales donde hay presencia del jazz. Se destaca por el empleo de instrumentos como la guitarra o el harpa, para recrear un entorno inocente y pueril, así como voces corales.