Un niño está convencido de que las maldades que se le atribuyen las causa el espíritu de su hermano gemelo, ya fallecido.
El compositor, a pesar de tratarse de un filme de terror, afronta musicalmente la película primando los componentes más cándidos e inocentes en su música, tanto para resaltar la inocencia y sencillez del pequeño protagonista como para ejecutar un contraste con el ambiente del entorno. En esas melodías, de todos modos, integra elementos inquietantes y turbadores, lo que aumenta una disparidad beneficiosa para la propia película.