Una de las creaciones más notables y destacadas del compositor en la década de los setenta, partitura de gran lirismo y emotividad en la que musicalmente se trasciende el período histórico (aunque existen naturalmente bases y referencias al mismo) para universalizar lo narrado.

El compositor desarrolló su partitura en tres niveles dramáticos: en primer lugar, temas ambientales para el contexto histórico y algunos de sus personajes (el Papa León III, por ejemplo); en segundo lugar, temas dramáticos directamente relacionados con lo que vive el personaje y finalmente la música de la soledad, de la debilidad y de la inseguridad que, aplicada sobre la protagonista, la dotó de mayor profundidad. Su tema principal es excelente.