Secuela de Poltergeist (82), con los fenómenos paranormales atacando de nuevo a la familia y a la ya traumatizada niña.
El compositor aplicó los dos temas más importantes que había empleado en la primera película, e incorporó nuevos, en una línea similar con intensos momentos y coros para recrear un estado de terror. También hizo uso de música electrónica para enfatizar el caos y lo pesadillesco. Es una banda sonora deliberadamente decadente, más demencial, con brillantes momentos.