Un terrateniente mexicano encarga a uno de sus matones que asesine a un enemigo, le decapite y le lleve la cabeza como prueba de la ejecución. El hombre deberá viajar por infinitas carreteras con la cabeza escondida.
Partitura en la que el compositor combinó música sureña, temas mexicanos y música dramática, pero también con cierto sentido del humor en algunos de sus momentos. La parte dramática es la más interesante, en tanto el compositor supo exteriorizar la desesperación, desolación y confusión del protagonista, que contrastó con la música más amable con notables resultados.