Un periodista es detenido en Irán y sufre un brutal interrogatorio en prisión durante 118 días, siempre con los ojos vendados y reconociendo únicamente el olor de agua de rosas de su interrogador.
El compositor aplica una música con raíces étnicas para recrear entornos de opresión y también de anhelo de liberación, en la forma de un notable tema principal que conoce una interesante transformación durante el filme. Tiene bellos momentos dramáticos y ambientales.