En un mundo futuro, un joven se alista en el ejército para poder llegar a ser ciudadano (honor que sólo se reserva a los militares) y por amor a una chica. Deberá participar en una interminable guerra contra unos gigantescos bichos llegados del exterior, que tienen por objetivo eliminar la vida humana.
Al igual que sucede en la propia película, la música tiende a exagerar todo lo posible los aspectos heroicos de los protagonistas, con un tema principal de carácter marcial, solemne, pero que en realidad es una parodia que el compositor hace de su propio estilo y de las músicas que se escucharon durante tanto tiempo en el cine.
Este sentido bufonesco y grotesco ayuda a restar seriedad a lo que no es sino una gran broma del director, y esa exageración es la principal baza de la banda sonora. El compositor explota, pues, todos los estereotipos del género, en una banda sonora llena de excesos, tanto por la instrumentación como por el sentido que tiene cada pieza. El resultado es una partitura variada en cuanto a temas y estructura, pero muy unificada en cuanto a color.
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