Adaptación libre de la obra de Shakespeare: expulsada por su hermano, una duquesa va a parar a una isla desierta tras el naufragio de su barco, donde tramará una venganza contra sus enemigos sirviéndose de sus artes mágicas.
Partitura muy poco convencional, con similitudes estéticas y de intenciones a las que el compositor aplicó en Titus (99): por momentos excesiva y también intensa, que plasma cierta anarquía y busca en su aparente desorden generar una sensación de caos y dotar al entorno de un color oscuro y agreste. Solo los momentos vocales dan un tono más dramático, pero igualmente desolador.