La compleja bajada a los infiernos de un joven cuando encuentra en el campo una oreja y decide ponerse a investigar a quién pertenece.
Primera película que el compositor escribió para un filme de David Lynch, e inicio de su fructífera relación profesional. Partitura cálida y sugerente, en base a melodías muy suaves y algunos temas de jazz, que recrean una atmósfera que es a la vez sensual y enigmática y que, en lugar de dinamizarla, contribuye deliberadamente a ralentizar la acción.