Una banda criminal pretende hacerse con el control del mundo empleando un generador de olas magnéticas, y de evitarlo se encarga un agente más bien torpe.
Desenfadada partitura con inconfundible aire sesentero en sus melodías, empleo del pop, jazz y temas animados, en la que se hace un abierto homenaje al espíritu de las bandas sonoras de James Bond, aunque de modo sutil