Usuario: Ángel González
Fecha de publicación: 05.08.2017
Un uomo a metá es una película atrevida, arriesgada, con vocación de “cine de autor”, un marchamo que muchas veces acompaña a obras intelectuales o, peor, pseudointelectuales (como si el cine de puro entretenimiento no pudiese llevar ese calificativo). La película dirigida por De Seta a muchas personas le parecerá que pertenece a las pseudointelectuales por: la estructura fragmentada de la narración, la forma de enfocar las secuencias, bastante impostadas; las miradas al vacío; la propia dirección de actores y actrices …
Sin negar lo anterior, a mí me gusta. Esta claro que no iba de “blockbuster” y apuesta por un público minoritario, pero ¿y qué? En mi opinión tiene una muy elaborada labor de planificación, y un sustrato de fondo terriblemente interesante sobre un@ mism@. La dedicatoria a Ernst Bernhard tras los créditos iniciales y la cita final a Jung, son muy definitorias de dónde quiere jugar este filme: es una película sobre psicología más que una película psicológica.
De Seta intenta recrear el proceso de la búsqueda personal como individuo, muy próximo a lo que teorizó, según parece (yo no he leído a este autor) Bernhard en el ámbito de la psicología y el psicoanálisis. Para ello el director y guionista se vale de un protagonista, “un uomo a metá” (un hombre a medias, o quizás un hombre en la mitad de su propio camino como individuo) que nos descubre su proceso interior y su visión de la realidad.
Para todo ello De Seta se vale del poderío de sus imágenes, especialmente a partir de la media hora, como de la música de Morricone. El maestro romano le tiene especial aprecio a esta composición, pues sin duda le permitió escribir una partitura donde converge su manera de entender la música absoluta, con su concpeto de música aplicada (las bandas sonoras, para entendernos). Es decir, pudo experimentar, investigar sobre sonidos y estructuras musicales, buscar colores y timbres, bajo el paraguas de la atonalidad que tanto le apasiona. No soy musicólogo y me queda muy grande hablar de dodecafonismo y de la Segunda Escuela de Viena.
Mientras la narración de De Seta nos muestra la visión subjetiva del protagonista, Morricone bucea en su proceso interior, dando voz al conflicto y guiando el proceso de autodescubrimiento que llevará al protagonista a la aceptación y comprensión de aquel conflicto interno.
Y ahora vienen los SPOILERS:
- La película abre presentando el problema, y se cierra dando paso al futuro con una nueva oportunidad para el protagonista de enfocar su vida desde otro prisma. Esa información no nos la da Morricone sino De Seta con la iluminación: en ambas escenas vemos al protagonista en el mismo lugar, pero en la escena de cierre surge un foco de luz irradiándolo todo desde el protagonista. La misión de Morricone aquí es otra: utiliza el mismno tema, con ligeras variaciones, dando a entender que el personaje sigue con el conflicto presente, aunque su conocimiento del mismo le podrá permitir enfocarlo de forma distinta. El hombre a medias tiene un camino de realización personal por delante, pero se siente inseguro, algo que creo que capta muy bien el compositor.
- Pasados los títulos iniciales, Morricone se centra en irnos dando información poco a poco, Nos da pistas sutiles de que el conflicto tiene que ver con mujeres, pues es cuando suena durante los primeros minutos una frase atonal insistente, perforadora. Poco a poco le va incorporando elementos que van enriqueciendo la partitura y –a su vez- enriquecen ese proceso interior del protagonista.
- Morricone crea otra tema reconocible para dos momentos clave:
1) El ingreso en el psiquiátrico y posterior salida del mismo: Supone el punto donde acepta su problema, y será detonante del viaje de autodescubrimiento a través de la rememoración del pasado, que el protagonista lleva a cabo cuando visita los lugares donde vivió el conflicto. Esto entraña también un cambio en la estética fílmica (se reduce visiblemente la fragmentación del montaje, y la composición de los planos es más sutil).
2) Cuando su madre aparece en escena: Supone la comprensión de los orígenes del problema.
Estos dos momentos de aceptación y comprensión son esenciales en la película, porque lo son para el propio personaje. El compositor lo entiende así y lo implementa de modo excelente. Esta banda sonora parece un claro exponente de la percepción que tiene Morricone sobre el valor comunicativo de la música de cine, aportando información útil y relevante, creando un subtexto rico, medido y planificado.
¿Y no habría sido mejor todo empleando algo de tonalidad? Mi admirada “Altered states” de Corigliano ofrece ciertos respiros, pero sigue siendo de difícil escucha para mucha gente que conozco. Morricone aún va un pelín más lejos. ¿Pero habría que dar una cierta tregua tonal al público? Yo creo rotundamente que no, en este caso concreto (otros habría que analizarlos individualmente). La opción elegida por De Seta y Morricone me parece excelente y creo que es totalmente coherente: quizás la inclusión de algo tonal derivara toda a una visión emocional que rompería los objetivos del filme. Morricone se lamenta del poco éxito de la película, tal y como se describe en el libro-entrevista “En busca de aquel sonido”, y se culpa de ella en buena parte, porque piensa que podría haberla hecho accesible a más público. Creo que es un error, porque el público objetivo de esta película es el que es, y tiene techo reducido. Tal vez se intentó comparar su éxito con “Otto e mezzo” de Fellini, también imbuida por la psicología de Bernhard, de quien era amigo.
La cita final de Jung resume el planteamiento de este filme, algo así como que “aquello que da origen a feroces conflictos y a una terrible tempestad afectiva, aparece ahora como una tempestad en el valle vista desde la cima de una alta montaña. No por eso la tempestad es menos real, pero sí está fuera, no dentro de ella”. Mi opinión es que De Seta y Morricone consiguieron recrear admirablemente ese escenario. Saludos.