En la Francia pre-revolucionaria, Vatel es un maestro de cocina experto en preparar los más fastuosos banquetes, con pantagruélicas comidas y espectaculares puestas en escena. Su propósito de complacer a su señor le llevará a un trágico destino.
El compositor se presenta en esta película vestido de época para servir un festín en forma de un pletórico recital de música barroca de elaboración propia, condimentada con coros, mezzos y barítonos que son parte de un menú con platos tan suculentos como la "Ouverture por Vatel", la "Symphonie avec voix", la "Deuxieme Symphonie" o una estremecedora "Féte et cynisme", entre muchas otras delicias que han sido elaboradas por un Morricone en estado de gracia. Pero aunque el barroco es lo dominante en esta banda sonora, hay también música contemporánea para acompañar el trasfondo sentimental de la película, con un tema de amor de sublime belleza.
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