En 1947, Lord Mountbatten asume el puesto de último virrey de la India, con el mandato de transferir la soberanía a su pueblo. En su residencia viven arriba los gobernantes británicos, mientras 500 criados hindúes, musulmanes y sijs viven abajo.
El compositor firma una bella creación que desarrolla en los terrenos de lo ambiental, lo dramático y lo romántico, y que fusiona la música sinfónica con la étnica, que queda bien integrada. Es muy dispersa en lo temático y algo folletinesca en su conjunto, y está aplicada más para acompañar y agradar que para narrar. Es, sí, una banda sonora gondolera, pero es de muy agradable factura.