Huyendo de la Inquisición, un brujo logra escapar a través del tiempo y llegar al siglo XX. Pero su más encarnizado perseguidor también logra seguirle.
Partitura que en su esencia es electrónica, con apoyo orquestal (y no al revés, como suele estilarse), en la que el compositor intenta recrear un entorno denso y asfixiante, muy árido, pero que al final se queda en los típicos recursos sonoros que tantas y tantas veces ha aplicado en sus películas.