Ayer jueves fue mi primer día en el décimo Festival de Música de Cine Fimucité, al que regresé tras ocho años de ausencia. Había estado en aquél entonces en un festival que daba sus primeros pasos y tenía ante sí un panorama difícil e incierto, y en mi regreso encuentro un festival perfectamente consolidado y muy prestigiado. Y ello con el mismo equipo de gente que comenzó junta esta aventura,
Por la mañana hubo una rueda de prensa con la presencia estelar de Howard Shore, y en la que también estuvieron Diego Navarro y Lolita Ritmanis, entre otros. Son estos eventos ocasiones para buscar y encontrar frases de titular para prensa escrita, radio o televisión, naturalmente no para explicar una trayectoria profesional o conceptos sobre la narrativa cinematográfica de la música, así que las preguntas fueron sencillas y así lo fueron las respuestas. Al menos, y no es poco, no hubo la usual pregunta de vergüenza ajena, dicho esto en modo sarcástico y refiriéndome a lo de siempre, tipo "¿qué le gusta más componer para el cine o para concierto?". O similares, de esas que ya sabes cuál va a ser la respuesta antes de que sea dada.
Llegué tarde a esa rueda de prensa gracias a un simpático taxista que se pasó toda la carrera explicándome el tipo de casco que se quería comprar para practicar el ciclismo. Le apasionó tanto contármelo que en lugar de dejarme a las puertas de Auditorio -lugar del evento- lo hizo ante el Palacio de Congresos (WTF). Por las prisas entré sin darme cuenta del error y naturalmente nadie sabía de ninguna rueda de prensa... hata que un guardia de seguridad me preguntó la temática y al decirle yo que era sobre música señaló a la lejanía (WTF) donde contemplé el impresionante edificio del Auditorio. Ya dentro y saludando al equipo, escuché a Diego Navarro contar cómo el sacar adelante este Festival le está obligando -la falta de tiempo- a renunciar o no poder asumir como quisiera sus retos como compositor. Tiene una nueva película pendiente de estreno y espero que aunque sea por mediación divina (espero no satánica) pueda compatibilizar ambas cosas.
Por la tarde me reencontré con mi amigo Richard Bellis, al que no veía desde los tiempos de Córdoba, pero con el que he mantenido fluído contacto y que fue uno de mis grandes apoyos cuando nacieron mis gemelos El Guion Musical en el Cine/The Music Script in Film. Hoy viernes y mañana sábado participa en la recién inaugurada Academia Film Scoring, de la que ya daré cuenta.
El concierto del día tuvo lugar en el Teatro Guimerá, y bajo el título Héroes Animados de la Warner hizo un recorrido por el trabajo de los Dynamic Music Partners (Lolita Ritmanis, Kristopher Carter y Michael McCuistion) a los que me gusta llamar afectuosamente los Ritmanis, porque van a la una, como se dice coloquialmente. Y es que es así literalmente, no solo en la actitud y comportamiento sino -y es lo más importante- en lo musical.
Hubo alrededor de un 85% del aforo lleno y se tocaron piezas de Superman: The Animated Series, de Batman: The Brave and the Bold, o de Teen Titans: Trouble in Tokyo, entre otras, con José A. Cubas dirigiendo la Joven Orquesta Sinfónica FIMUCITÉ, una formación de músicos muy jóvenes que asumieron satisfactoriamente el difícil reto de interpretar una música en no pocos momentos enrevesada. Lo más interesante en este concierto han sido sus contenidos: los Dynamic Music Partners presentaron un concierto dinámico y variado, con música festiva y ligera y temas dramáticos, también oscuros. No ha sido por tanto solo una sucesión de temas complacientes y música de acción épica sino que se incuyeron algunos temas moderadamente turbios y hasta siniestros, que demandaban precisión en la interpretación instrumental y así se logró.
Es muy valorable que siendo tres compositores naveguen como si fueran uno a la vez que no renuncian a mantener sus personalidades y sus propias voces, como pudo apreciarse en la segunda parte del concierto, donde cada uno de ellos dirigió sus propias piezas: la montaña rusa perfectamente compacta y segura de Carter, el duelo entre la fiesta de la vida y la amenaza de la muerte de Ritmanis, o la delicadéza de una suerte de canción de cuna que McCuistion hace evolucionar y crecer hacia una explosión de colores. Tres compositores comprometidos con un reto: hacer que la animación televisiva tenga la misma categoría que la cinematográfica. Son en su terreno los mejores.