POLÍTICAS DE IGUALDAD DE GÉNERO Y MÚSICA DE CINE: UN ANÁLISIS CUANTITATIVO
Por Dion Baillargeon
Como señalaba el periodista Darrell Huff en su clásico librito How to Lie with Statistics (1954), los números y las estadísticas son la manera más artera de nublar la mente humana. A menudo, le dan apariencia de solidez irrefutable a conclusiones que, en realidad, quizá no son tan sólidas ni tan irrefutables. En MundoBSO hemos querido analizar con el mayor rigor posible las actitudes y opiniones sobre las actuales políticas de igualdad de género en el espinoso tema de concesión de subvenciones a la producción audiovisual y, por ello, no podemos prescindir de los tan temidos números. Sin embargo, en aras de la honestidad, tenemos que hacer algunas advertencias previas.
A continuación, ofrecemos un pequeño análisis de las respuestas que, tan amablemente, la comunidad de compositores y compositoras para el medio audiovisual le han dado a nuestro cuestionario. Los resultados provisionales reflejan las respuestas a las 12 h. del 1 de julio de 2021. Lamentablemente, lo primero que hay que destacar es que nuestra muestra es pequeña, de tan sólo 41 personas. En segundo lugar, hay que advertir también que no conocemos la composición de la población a la que pertenece esta muestra. Es decir, por poner un ejemplo, no sabemos exactamente cuál es la proporción total de mujeres, o de profesionales que llevan más de 20 años en activo en el sector. Por tanto, nuestra muestra no es tan sólo pequeña, sino que tampoco sabemos hasta qué punto es representativa. Por poner otro ejemplo, tan sólo han respondido nuestro cuestionario 6 mujeres, que son un mero 14,6% del total de encuestados. ¿Refleja esto el menor número de mujeres trabajando en el sector o, por el contrario, es consecuencia de una menor propensión de las mujeres a contestar este tipo de formularios? ¿Están las mujeres aquí sobrerrepresentadas o infrarrepresentadas? Por desgracia, no podemos saberlo. Finalmente, además del pequeño tamaño de la muestra y de los problemas a la hora de determinar su representatividad, existe una tercera limitación: los encuestados se han autoseleccionado.
En su conjunto, esto representa una seria limitación a la validez de la encuesta. Es decir, a la posibilidad de generalizar los resultados. No obstante, creemos que vale la pena publicarlos porque, al fin y al cabo, la comunidad de compositores a la que va dirigida no es tan amplia. Aunque el tamaño, sobre todo de las submuestras, sea demasiado pequeño para llegar a conclusiones inamovibles, el hecho de que MundoBSO sea una página veterana y bien conocida en este contexto, sumado al lógico interés que suscita este tema, justifica que publiquemos nuestros hallazgos. Además, no hay que olvidar tampoco que se trata de un ejercicio pionero en nuestro país. Nunca antes se había intentado abordar la cuestión de este modo. Por lo tanto, este estudio representa, como mínimo, un primer acercamiento al tema que, esperamos, invitará a la reflexión y esbozará algunas tendencias generales.
Como ya hemos comentado, un 86,4% de los encuestados son hombres y tan sólo el 14,6% mujeres. Sin embargo, esta no es la única diferencia de género significativa que encontramos. Como reflejan las tablas de contingencia que hemos elaborado, parece que no sólo hay un menor número de compositoras, sino que las compositoras llevan menos años integradas en el sector y, quizá, también trabajan menos que los hombres. En efecto, aunque la mayoría de los encuestados, un 34,1% del total, tiene una trayectoria profesional de más de 20 años, tan sólo una única mujer se encuentra en esta categoría. La gran mayoría de ellas, 4 de las 6 mujeres encuestadas, sólo cuentan con entre 5 y 10 años de experiencia. Es decir, aunque sólo el 21,9% del total de 41 encuestados lleva ese tiempo trabajando en la industria, en esta situación se encuentra nada menos que dos tercios de las mujeres.
También una mayoría de profesionales, un 65,8%, afirma haber trabajado en más de 20 proyectos a lo largo de su carrera. Esto representa 25 de los 35 hombres que han participado en esta encuesta, o el 71,4% de los mismos. Por desgracia, únicamente dos mujeres se encuentran en este grupo mayoritario. Es decir, un mero 33% de las encuestadas. El grueso de las mujeres que han respondido a nuestro cuestionario tan sólo ha tenido un número relativamente modesto de encargos: la mitad afirma haber disfrutado de entre 5 y 10. Sin embargo, esta desigualdad podría interpretarse como una consecuencia de que las mujeres llevan, de media, menos años trabajando en el sector. En efecto, la proporción de profesionales de ambos sexos que, con una trayectoria de entre 5 y 10 años de duración, han trabajado en más de 20 proyectos es similar: es el caso de 2 de los 5 compositores y 2 de las 4 compositoras con entre 5 y 10 años de experiencia. Hay que reiterar que las submuestras son extremadamente pequeñas y que es problemático extraer conclusiones a partir de estos datos pero, aun así, señalar estas tendencias puede ser útil de cara a la realización de futuros estudios con más medios que el nuestro.
Ya se ha reiterado que este estudio no se plantea como una suerte de guerra de sexos. Sin embargo, parece que las diferencias de género no son sólo objetivas, sino que existen también en el reino subjetivo de las actitudes y las opiniones. Para medir estas opiniones hemos utilizado un método conocido como escala de Likert, que consiste en pedirle al encuestado que valore su grado de acuerdo con una afirmación en una escala que generalmente va del 1 al 5, siendo el 1 el máximo desacuerdo y el 5 el máximo acuerdo.
Como observamos en la siguiente tabla, las mujeres tienden a expresar una opinión más positiva sobre la legislación actual y a considerar que, en general, favorece la normalización de su trabajo como compositoras. Asimismo, las mujeres también consideran que han salido más beneficiadas que perjudicadas laboralmente, con una media de 0,5 puntos de diferencia a favor de la opción de me ha beneficiado personalmente. Asimismo las mujeres le han dado una puntuación bastante alta, un 3,83, a la afirmación de que los actuales criterios para la asignación de subvenciones en función de cuotas de género beneficia al sector.
Los hombres, en cambio, tienen una visión mucho más negativa. Si las mujeres puntúan más alto la idea de beneficio (2,67) que la de perjuicio (2,17), con los hombres pasa exactamente lo contrario: de media, se sienten más perjudicados (con un 3,24 sobre 5) que beneficiados (sólo un 1,5). Es decir, existe una notable diferencia de 1,74 puntos en la percepción de beneficio/perjuicio entre los hombres. Es destacable, no obstante, que el sentimiento de perjuicio entre los hombres sea más intenso que el de beneficio entre las mujeres. Esto puede reflejar o bien una mayor propensión general de los damnificados a denunciar su situación que de los beneficiados a reconocerla, o bien que la disposición, efectivamente, perjudica más a los hombres que lo que beneficia a las mujeres. De las variables estudiadas, hay dos que muestran diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres: beneficio personal y beneficio para el sector en general, en los que estos dos grupos tienen, como acabamos de comentar, opiniones especialmente antagónicas. El cómputo de la significación estadística se ha hecho mediante una prueba t de Student y significa, esencialmente, que resulta muy improbable que la diferencia detectada se pueda achacar al simple azar.
Esta imagen un tanto antagónica en lo que opiniones se refiere se acentúa todavía más cuando preguntamos por cuestiones de tipo más general. La excepción es el apoyo a la afirmación de que es necesario llevar a cabo políticas de igualdad, que las mujeres puntúan con un 4,3 y los hombres con un 3,4. Por tanto, aunque está actitud es más fuerte entre las mujeres encuestadas, podemos afirmar que resulta notablemente acusado entre todos los profesionales y que no presenta diferencias estadísticamente significativas entre grupos. Sin embargo, las mujeres tienden a estar más de acuerdo que los hombres con las afirmaciones de que ellas están más mal pagadas (3,3) y de que tienen más oportunidades ahora que antes de la implementación de las actuales políticas de igualdad de género (2,8).
Una de las diferencias más llamativas es que las mujeres creen con gran intensidad (un 4,5 de media sobre 5) que la causa de que haya menos mujeres compositoras es la falta de referentes femeninos en el mundo de la composición, opinión que sólo alcanza una puntuación de 2,9 entre los hombres. Por el contrario, más compositores que compositoras tienden a pensar que esta desigualdad se debe más bien a la falta de interés, idea que puntúan con un 2,3. Las mujeres son especialmente escépticas con esta noción, a la que sólo conceden una media de 1,3. Es también reseñable constatar que los hombres piensan, también con relativa intensidad (media de 3 sobre 5), que antes ya había igualdad de oportunidades, y tienden a creer que esta igualdad de oportunidades ha disminuido con el actual marco legal. Las mujeres, por su parte, tienen una visión sobre cómo han ido las cosas que es prácticamente inversa. Por si fuera poco, cinco de las siete variables analizadas presentan diferencias estadísticamente significativas.
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