Remake del filme de 1974 sobre unos delincuentes que secuestran un metro en Nueva York y amenazan con matar un pasajero por minuto salvo que se les pague un rescate millonario.
Frente a la solidez y categoría que tenía la música de David Shire en la versión original (y las comparaciones son, de alguna manera, inevitables), esta es una banda sonora meramente rutinaria, insípida y funcional, sin interés. La ausencia de un tema principal sólido que sirva para catalizar las energías de la música (como sí hizo estupendamente bien Shire) provoca que esta sea una partitura dispersa, poco consistente. Su sonoridad moderna y urbana no es suficiente.