Un asesino en serie regresa a su ciudad natal para acechar a siete niños cuyos cumpleaños coincide con la fecha en que él había sido ejecutado. ¿Es el mismo asesino, que no falleció, o una reencarnación?.
El compositor regresa a sus orígenes profesionales, donde se destacó por partituras de terror como las de Scream (96) o Mimic (97), con una creación ambiental de componente poco melódico y que sustenta principalmente en lo psicológico, con sonoridades nebulosas moderadamente apocalípticas y cierto tono afligido. En su conjunto es un trabajo quizás en exceso homogéneo que acaba por resultar algo apático y que en su evolución pierde interés.