Poco después de la Guerra Civil Norteamericana, en Wyoming, una caravana es desviada por un gran temporal de nieve. Los que van en ella deberán aguardar a que amaine el temporal en una cabaña en el medio de la nada, donde ya hay gente refugiada. La tensión entre ellos no tardará en estallar...
El Infierno en la Tierra es lo que aporta la apocalítica música de Morricone al filme de Tarantino: una banda sonora con un tema principal hostil que abre la película y que funciona -será así también en sus sucesivas apariciones- como el prolegómeno de la violencia, como el telón musical que abre la obra teatral de desconfianzas y extremos que es el propio filme.
El compositor apenas pisa el escenario del interior de la cabaña y su música suena fuera de ella. Solo entra para revertir las cosas, para dar matices al tema principal con aires grotescos y también cómicos. También hay música para puntuales anotaciones líricas y evocadoras (la carta de Lincoln) y para el ambiente frío y desolador -son temas que en su momento no fueron empleados en The Thing (82)- pero son músicas que no se desarrollan ni encuentran acomodo en el contexto, simplemente se aplican de modo puntual, para matizar. Tampoco el tema principal interfiere ni toma ninguna clase de protagonismo o control, pues en la película son determinantes los muchos y abundantes silencios musicales. Es la de Morricone una banda sonora menor (dramática y cinematográficamente hablando) que tiene un papel secundario aunque, eso sí, en sus escasas intervenciones lo trastoca todo.
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