Un pianista en su mejor momento profesional conoce a otro, que está al borde de la muerte. Pero lo que no sabe es que éste es un satanista que ha pactado un intercambio de almas para cuando muera.
Obsesiva y punzante partitura que parte del vals que da título a la película, una danza macabra, grotesca y terrorífica que se acompaña de melodías que siguen la misma línea, en la que el compositor se mostró poco convencional para describir los tormentos psicológicos de la protagonista. Hay breves momentos liberadores, pero en su esencia se trata de una banda sonora densa y compleja. Se acompaña de un fragmento de la banda sonora de The Other (72).