Charlot trabaja al servicio de una poderosa empresa, que lo explota y en la que provoca todos los desastres posibles por su incompatibilidad con las nuevas maquinarias. Paralelamente, los obreros inician manifestaciones de protesta.
Deliciosa banda sonora de comedia y sentimental. Para este filme, Chaplin insistió en la necesidad de la inexistencia de diálogos y la de una partitura amplia y densa, como ya había hecho en City Lights (31). Creó un bello tema romántico (el inolvidable "Smile") que era el que se encargaba de acompañar la historia de amistad y amor entre el vagabundo y la huérfana. El resto de la partitura estaba condicionada al acompañamiento de los momentos cómicos, como la broma final en la que el propio Chaplin rompe su silencio cantando una divertidísima canción imposible de entender. De principio hasta el final, un torrente de emociones.
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