Las especiales relaciones entre el temperamento del Papa Julio II y el tortuoso Miguel Angel, centradas en la realización de los frescos de la Capilla Sixtina.
Partitura en la que el compositor escribió música inspirada en la época renacentista para la ambientación del filme, pero incidió en lo contemporáneo para reflejar el inexplicable dolor y sufrimiento del proceso creativo del genial artista Miguel Ángel. La música expresa los miedos, las dudas y las inseguridades, de manera nada efectista y sí muy sentida. Jerry Goldsmith escribió un extenso prólogo en forma de suite que acompaña el documental previo a la película.