La música de cine como herramienta dramática y narrativa y el ajedrez como juego de estrategia tienen mucho que ver. Es algo que vengo comentando desde hace mucho allá donde he dado clases o charlas y así lo plasmé en el prólogo de mi libro El Guion Musical en el Cine:
Y como construir un guion musical es el orden y no el desorden, piensa en términos de ajedrez. Nadie gana con impulsos emocionales. Para escribir un guion musical hace falta saber mover adecuadamente las fichas en el tablero de la película. No lo hagas a golpes de emoción sino con la frialdad de la razón, y si lo haces así, llegarás inevitablemente a expresar mucho más claramente tu emoción. Porque la construcción de un guion musical es lo más parecido a una partida de ajedrez.
Cuando empecé a leer el libro de conversaciones con Ennio Morricone En busca de aquel sonido: Mi música, mi vida, mi sorpresa fue tan grande como mi alegría: ¡el primer capítulo lo dedica a hablar de ajedrez y cómo le ayudó a formarse como compositor!
El ajedrez está dominado por una tensión angustiosa y silenciosa. Incluso hay quien dice que el ajedrez es una música silenciosa y, para mí, jugar es un poco como escribir música.
A lo que dice Morricone añado que aplicar música en el cine es como jugar al ajedrez, porque consiste en saber mover las fichas (los temas musicales) en el tablero (la película) para lograr crear una gran partida. Y esto no se logra con pasión, ni con impulsos o guiado solo por la necesidad de generar una emoción inmediata sino con cálculo, estrategia y entender que un movimiento aquí puede lograr una gran jugada allá, en una escena más adelante. Y como en el ajedrez, en la música de cine la gran mayoría de las partidas se celebran no con una sola ficha sino con la adecuada combinación de varias, porque distintos temas pueden, moviéndolos bien, ayudar a crear una gran película.
Ejemplos hay muchos: Morricone tiene unos cuantos para estudiar y de los que aprender, como entre otras las jugadas maestras que hizo en C'era una volta il west (68) y en The Mission (86), cuyas partidas de ajedrez han sido estudiadas y expuestas en sendos capítulos de Lecciones de Música de Cine. Pero también tiene, como sucede con los más grandes compositores/cineastas, jugadas no tan perfectas, puesto que la decisión final es del director y puede que este no sea un gran ajedrecista. Esta semana he expuesto por qué en mi opinión la de The Untouchables (87) no es una jugada ejemplar y me he permitido mostrar una alternativa. Yo sería incapaz de proponer otra opción para The Mission, pero sí para The Elephant Man (80) y con más películas, y dentro de unos días mostraremos una alternativa de la gran Masada (81), de Jerry Goldsmith, creada por nuestro colaborador Ignacio Marqués Cuadra, que también -y tan bien- entiende esto del ajedrez.
Habrá quienes estén de acuerdo con estas alternativas y otros que prefieran las jugadas originales. A nadie daña que se haga y es bueno hacerlo si eso permite mostrar lo mucho que cambian las cosas con un movimiento de fichas de este gran juego del ajedrez que es la música de cine.