Llevamos ya 72 horas recorridas de 2025 y de momento ya hemos subido a bordo una muy buena banda sonora, la de Chris Bacon para Heretic (24), que en España se ha estrenado en este nuevo año. Hace 12 meses, más o menos por estas fechas, celebraba también con editorial la apabullante música de Christopher Young en The Piper (23) y la magnífica película The Zone of Interest (23), una lección de cine a través del uso del sonido, lo que expliqué en este vídeo. El terror ha sido lo más destacado en cuanto a calidad de composiciones en 2024 y habrá que ver si 2025 mantiene el listón que, de momento, sí sostiene la de Bacon.
Sería terrorífico un 2025 sin algún John Williams. Lo que sea, pero que sea un John Williams. Todos sabemos y todos asumimos que el tiempo juega en su contra, en la nuestra y en la de la música de cine en sus máximos también. Y sería de agradecer que en 2025 tuviéramos a Williams y también coloridas obras de Elfman o Newton Howard, que salieran de la zona de grises en la que llevan demasiado tiempo enclaustrados. Y ojalá, claro, 2025 nos traiga muchas buenas bandas sonoras, ortodoxas o aventuradas.
De entre los españoles veremos qué de bueno aportan los hiperactivos Fernando Velázquez, Federico Jusid y Arnau Bataller, lo que hagan siempre me parece (a priori) de absoluto interés. Alberto Iglesias trabaja muy selectivamente, pero esperemos que no deje poner una gota de calidad a este año que empieza. Sería buenísimo que Vanessa Garde se desencasillara de comedias bobas con músicas irrelevantes a las que está demasiado atada, siendo la compositora que más trabaja en nuestro cine. No digo que no deba hacerlas, en absoluto, pues hay que trabajar y cumplir con lo que se le demanda, pero es una autora que ha mostrado y demostrado una hondura y una solvencia realmente buena fuera de ese género, como en el dramático, campo en el que debería tener más recorrido. Zeltia Montes, por su parte, es a mi entender la firma más atrevida y osada en nuestra música de cine, con resultados dispares, pero que en algunos casos son verdaderamente notables, como también sucede con Olivier Arson. 2025 sería un año mejor que 2024 si permitiera una mayor presencia en el cine español de Pascal Gaigne, Roque Baños, Ivan Palomares, Arturo Cardelús, Zacarías M. De la Riva, Sergio de la Puente, Paloma Peñarrubia y tantos otros compositores y compositoras que son creadores de caviar musical y cinematográfico (cuando se les deja). No hay adulación alguna en mis palabras: como siempre no estoy en venta y como siempre digo y seguiré diciendo lo que honestamente (acertado o no) pienso, asumiendo el coste.
Respecto a los festivales de MOSMA y FIMUCITÉ hay una gran anomalía que dudo que 2025 resuelva pero sería esperable que sí se lograra en 2026: es inexplicable que ni Iglesias ni Velázquez, los absolutos reyes de la música de cine en nuestro país, hayan aparecido nunca en rol protagonista, como estrellas invitadas ni con conciertos monográficos, siendo ambos festivales tan importantes. En Cracovia, por ejemplo, la presencia de compositores polacos es permanente. Si las razones de esta anomalía provienen de alguna negativa de los compositores a participar, sería bueno que se supiera por qué y sería mucho más bueno poner el remedio para que no sucediera. Abriéndolo a los demás compositores españoles, hay que señalar que un festival mucho más modesto en finanzas como SONAFILM sí está dando gran cabida a los compositores españoles, lo que es de celebrar. Sería buenísimo también que, por una cuestión de identidad personal, los dos festivales principales, y especialmente el canario, regresaran a la línea de programación principal propia más que comprada, aunque nada de malo tiene incluir como plato principal eventos que están en la agenda de muchos otros lugares.
Para terminar: quien me conoce y quien conoce la línea de MundoBSO sabe perfectamente que no vamos a cambiar nuestro rumbo en 2025: somos una voz libre, nuestros contenidos son enteramente originales y propios (no fusilamos webs ajenas) y trabajamos árduamente para ser útiles a la comunidad. Si en 2025 lo somos, habremos cumplido. Empezamos pues a navegar por este nuevo año para intentarlo.