Continuamos repasando y comentando el curso Hans Zimmer Teaches Film Scoring, impartido desde la web MasterClass por el compositor alemán.
23.- Feedback and Revisions (opinión y revisiones). Duración: 9:38
Zimmer comenta lo útiles que son las reuniones con el director y con otros directamente implicados en la película para que, viendo conjuntamente las escenas, poder hacer una suerte de brainstorming y ver qué falla o qué falta en la música, y buscar lo que convenga más.
Explica que su primera revisión es cuando está escribiendo el diario musical, que es su manera de meterse en la historia, en el material, en la mente del director, en el estilo: Y eso es 'yo aprendiendo la película'. A partir de ahí, comenta, todo es moverse hacia adelante.
Añade: La música es indefendible. No puedes discutir sobre música. Te gusta o no. Te emociona o no. Pone por ejemplo una escena muy larga en The Thin Red Line (98) donde tanto la música como la propia escena estaban bien, pero no encontraron el punto de conexión, y se pasaron el día haciendo comenzar la música en un momento y en otros, hasta que por fin encontraron el encaje perfecto. Por ello, afirma, las revisiones constantes son necesarias.
Con la música se siente muchas veces inseguro y frágil porque muestra su parte más personal e íntima y le genera dudas. Prefiere no exponerse al criterio del director sin antes haberlo consultado con gente de su máxima confianza de la que sepa no va a recibir elogios y adulaciones sino una opinión sincera y profesional. En su caso cita a su editor musical.
Los directores tienen muchas maneras de explicar lo que les gusta o no de la música. Pueden ser gentiles (esto servirá para otra película) o rudos (comenta el caso de un director en su etapa británica que no paraba de criticarle. Cuando Zimmer le preguntó por qué le hablaba con tan malas manera le contestó: para que cuando te diga que me gusta creas que lo pienso de verdad). Y los hay sibilinos, que comienzan con es maravilloso para a continuación poner un pero que abre una grieta que se va agrandando y agrandando...
24.- Audience Feedback (opinión de la audiencia). Duración: 11:37
Explica que en sus años de juventud, en Inglaterra, cuando tocaba con una banda estaba en un país gobernado por la política férrea de Margaret Thatcher. Al salir de Londres y viajar al norte veía a gente trabajadora sufriendo por poder llegar a fin de mes, y la música que tocaba con el grupo era como una vía de escape para los problemas de esa gente.
Ante todo, yo escribo música para mi, la que me gusta hacer (...) pero a lo largo de los años, en mi mente he creado a un personaje ficticio. Se llama Doris, vive en Bradford, tiene una cierta edad, dos hijos, no tiene marido, trabaja duro cada semana... sus hijos son imposibles, un quebradero de cabeza... trabaja duramente para llegar a fin de mes, y en el fin de semana tiene una elección: puede ver la televisión o puede ir al cine, pero para ello tiene que gastar un dinero que le ha costado mucho ganar. Pero quiere vivir una vivencia, durante dos horas, y yo tengo parte de la responsabilidad en darle esa vivencia.
Es importante -comenta- atender a la reacción de una audiencia que pueda ser objetiva en sus consideraciones, mucho mejor que escuchar a un grupo de amigos que puedan estar condicionados por la subjetividad de la amistad (o de las bebidas gratis, añade). A los productores no les gustaba la voz de Lisa Gerrard en Gladiator (00) ni entendían qué hacía una voz femenina en una película de gladiadores. Pero en los diferentes pases que hicieron con público les gustó esa voz, así que fueron probando hasta llegar a un punto en que su presencia fuera la más adecuada, ni excesiva ni demasiado melodramática.
Los ejecutivos que financian el filme pueden cuestionar la música. Zimmer aconseja no desdeñar esas opiniones y, por el contrario, escuchar sus cuestionamientos e intentar responderlos. Hay generalmente mucho dinero en juego, muchas carreras dependen del éxito de la película, y la presión sobre el compositor es grande. Refiere como ejemplo el atrevimiento musical nada ortodoxo que tomaron en Sherlock Holmes (09):
Entre toda esta presión intentas navegar con cierta libertad artística. Cuando un grupo de ejecutivos dijeron 'No estamos seguros de esta música. De hecho pensamos que estás arruinando la película' me dí cuenta que el cuestionamiento es legítimo pero equivocado, porque lo que sucede es que su vivencia fue con ideas preconcebidas de lo que iba a ser la película y todo lo que hicieron fue verla en una sala pequeña, y no es así como lo vive una audiencia rodeada de gente que ha pagado dinero y que tiene otras perspectivas, es algo muy diferente. Así que les dije: 'cambiaré todo lo que queráis pero antes mostremos el filme ante una audiencia'
Y ante el público, relata, disfrutó enormemente y en sus valoraciones resaltó la música, particularmente con una escena violenta explicada con un violín solo y no con la ortodoxia de orquesta sinfónica. Cuando Zimmer se volvió a reunir con los ejecutivos y se mostró dispuesto a escuchar todas sus propuestas de cambios, estos dijeron ¡No cambies nada!
Nadie es tu enemigo. Todos están de tu lado y quieren que tengas éxito, pero a veces la gente se preocupa.
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Nuestro Comentario: Entiendo lo que quiere decir Zimmer con "La música es indefendible. No puedes discutir sobre música. Te gusta o no. Te emociona o no" porque incluso tras el matiz que quiero aportar se llega a la misma conclusión. Pero quiero decir que cuanto más y mejor integrada y también conceptuada esté la música más fácil (o menos difícil) será defenderla.
Por ejemplo, hagamos una comparativa sobre dos músicas para un mismo personaje: en Pinocchio (40) la música bella, pero también muy básica, todo lo que lleva es la ternura, la inocencia e incluso algo de picardía. Y no fue, en absoluto, un tema insuficiente, pues aunque podía haber sido aplicado a cualquier otro personaje de carne y hueso, bastó para que los espectadores vieran a Pinocho también a través de la música. Muchas décadas después se hizo Pinocchio (02), con música de Nicola Piovani. Aquí, el tema se escribió con música integrada: los elementos que la conformaron fue la ternura + inocencia + picardía + música claramente italiana (¡Pinocho es italiano!) + instrumentos de madera (¡Pinocho es de madera!) + importante presencia del acordeón (Gepetto, su padre, toca ese instrumento). Con la suma de todos estos factores, se construyó un tema mucho más vinculado al personaje que el que se escribió en 1940, aunque este tuviera más éxito que el de Piovani. Ambos son ejemplos de temas eficientes, pero el segundo tuvo un grado de integración más completo y en principio debería ser menos discutible. Pero obviamente incluso así puede ser discutido.
Los otros consejos que da Zimmer son de mucho interés, especialmente los que pueden a ayudar a contrarrestar (aunque quizás corroborar) objeciones de productores o directores: atender a lo que pueda opinar la audiencia. De todos modos es un arma de doble filo, porque pensar demasiado en los gustos de la audiencia puede hacer que se tienda a imponer criterios musicales más comerciales o fáciles y accesibles, cuando a veces lo que más necesita la película es una propuesta diferente, arriesgada o atípica. Al público hay que gustarle y respetarle... pero no convertirlos a ellos en los autores de la película, salvo que esta no sea un producto de consumo rápido.
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