Un cazarrecompensas alemán que le sigue la pista a unos asesinos, le promete a un esclavo dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Terminado con éxito el trabajo, éste prefiere seguir al lado del alemán y ayudarle a capturar a los delincuentes más buscados del Sur, y se convierte así en un experto cazador de recompensas, aunque su único objetivo es rescatar a su esposa, a la que perdió por culpa del tráfico de esclavos.
Lo peor que le puede pasar a una banda sonora es que sea parcheada, que no tenga unidad, por muy heterogéneas que sean las músicas que la conforman, que esté demasiado despiezada y que resulte muy impostada. Aquí, salvo que el desencadenado del título se refiriera no solo que al protagonista le quitan las cadenas sino a que toda la película iba a ser musicalmente desencadenada, Tarantino ha hecho un mal parche musical donde hay piezas de la cadena esplendorosas y otras que se rompen en cuanto tocan la escena en las que se inserta. Me refiero a algunas canciones que no están a la altura y también al mediocre empleo que se hace del tema principal de Jerry Goldsmith para el filme Under Fire (83). Ninguno, absolutamente ninguno de los temas musicales aplicados elevan sus escenas a la categoría de únicas y memorables (como sí las hay en los títulos antes citados del director). Y lo que es peor: Tarantino ha tenido al mismísimo Ennio Morricone escribiéndole una canción original, Ancora Qui, y el director la ha desaprovechado por completo, poniéndola allá donde en realidad no aporta mucho ni transmite nada nuevo que la propia escena no dé por sí misma. En otras palabras, si la quitamos las dos escenas donde suena se mantienen exactamente iguales. Lo mismo sucede con las canciones Freedom (Anthony Hamilton & Elayna Boynton), el torpísimo empleo de I Got a Name (Jim Croce), el hip-hop de 100 Black Coffins (Rick Ross) o Too Old to Die Young (Brother Dege). Y de los temas cinematográficos, el único que realmente da vida a la película es el homónimo Django (de Luis Bacalov), y por razones obvias: ¡es la música de los créditos del inicio!.
A diferencia de sus otras películas, aquí no hay subtramas ni historias paralelas, sino una única historia que se narra de principio a fin a través de un solo personaje y, por tanto, eso es lo único que sigue el espectador. Estamos, por tanto, ante la película más ortodoxa de Tarantino, la menos despiezada, la más convencional (en el sentido clásico, no peyorativo). Y como no hay subtramas ni historias paralelas, es difícilmente comprensible que la música quede despiezada cuando la película no lo está, o sea tan ecléctica cuando el film es homogéneo. Si tanto en Pulp Fiction (94) como en las dos Kill Bill (04) el despiece musical funcionaba tan bien era porque, a pesar de haber una historia principal, había otras secundarias (o escenas separadas), y las diferentes músicas ayudaban mucho a marcar las diferencias. Aquí no sucede así, y como resultado la música no ayuda a meter al espectador en la película y sí a distraerlo (no siempre, afortunadamente). Y porque Tarantino ha hecho una película de la manera clásica (a su manera, pero clásica), el espectador debe ser conducido también por la música: en absolutamente ninguna de las películas que Tarantino cita, referencia u homenajea se produce tal desaguisado. En ninguna. Y, sinceramente, Jamie Foxx no aguanta la película por sí solo...
Yo creo que si Tarantino hubiese usado una de esas partituras italianas (o, mejor, hubiese contratado a un compositor) y hubiese hecho un guión musical (que es la antítesis de un montón de músicas puestas aquí y allá) le hubiese salido una obra memorable. Pero no lo es, y las (malas) decisiones musicales han tenido mucho que ver. La música no está solo para llenar espacios. No está para eso.