El linchamiento público y mediático que está sufriendo Karla Sofía Gascón me parece de una crueldad intolerable. No conozco ni entiendo mejor manera de vivir en sociedad que perdonando y teniendo compasión también por quienes han mostrado odio o desprecio, con o incluso sin arrepentimiento. Soy cristiano -aspiro a serlo, en realidad-, y creo mucho en aquello de No juzgues y no serás juzgado, Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra y lo de La paja en el ojo ajeno... actitudes que se deberían practicar también ante quien haya juzgado, arrojado la piedra o señalado la paja en el ojo ajeno. ¿Tan costoso es perdonar? ¿Por qué se prefiere odiar y despreciar? He dudado y sigo dudando si publicar o no estas líneas, pero no por las consecuencias que pueda acarrearme en lo personal, que si las hubiera las asumo, sino por ser MundoBSO una web de música de cine (aunque por serlo es también de cine), y que haya a quien resulte extraño o incómodo que emplee esta plataforma. Pero hay asuntos que exigen mojarse y comprometerse.
El próximo 10 de marzo hará 101 años del nacimiento de Angela Morley (1924-2009), la primera transexual en ser candidata al Oscar (lo fue dos veces) y una de las compositoras, arreglistas y directoras de orquesta más respetadas en su momento: John Williams -¡que mañana cumple 93 años!- recurrió a sus orquestaciones en una decena de películas porque conocía y admiraba su enorme talento. También colaboró con Miklós Rózsa, Bill Conti, Richard Rodney Bennett... tres premios Emmy y ocho nominaciones avalan su trayectoria, sin que a nadie le importara ni nadie cuestionara, al menos abiertamente, su identidad de género. Tampoco a Stanley Kubrick le importó lo más mínimo que Wendy Carlos hubiera nacido en 1939 hombre, y toda la legión de fans que tiene Tron (82) es consecuencia, también, de su música.
¿A quién puede importarle la transexualidad de Morley o Wendy Carlos? Espero que a nadie, y a quien le importe que busque la viga en su ojo, que seguro que la encontrará. La nominación al Oscar como mejor actriz de Gascón es lo que ha destapado, en pleno 2025, la caja de los truenos transfóbicos: muy lamentablemente el director José Luis Garci ha comentado Sin meterme en ningún tipo de polémica, nuestra compatriota, Karla (Sofía Gascón), está nominada a mejor actriz. Tendría que estar nominado al mejor actor, como estaba Dustin Hoffman por Tootsie. Porque es un hombre, ¿o no?. Pues no, no es un hombre, y Hoffman fue finalista al Oscar por interpretar a un hombre que se disfraza de mujer, mientras que Karla Sofía Gascón lo ha sido por interpretar a un hombre y también a una mujer, lo que nada tiene que ver. Si no se acepta una realidad, al menos que las comparaciones no sean tan soberanamente estúpidas.
No hace tanto -apenas unas décadas- en Reino Unido la homosexualidad se penaba con la cárcel, y durante demasiado tiempo se consideró una enfermedad, desviación y perversidad. No sé si Garci considera a los homosexuales desviados pero espero que su consideración sobre la transexualidad cambie, aunque sea por un mínimo respeto a quienes, como Angela Morley o Wendy Carlos, han hecho tanto y tan bien por el cine que él tanto ama. Nadie debería ser agredido, ofendido, humillado o burlado por su condición o identidad sexual.
¿Es Karla Sofía Gascón una mala actriz? Cada cual tendrá su parecer, eso es respetable, como respetable es opinar que su nominación al Oscar (como su premio de interpretación en Cannes) no es justa. Pero lo que se está viendo y escuchando con mayores decibelios no es un debate sobre su cualidad interpretativa sino sobre su identidad de género, lo que me parece muy lamentable. Su transexualidad es causa de lapidación con desprecios por parte de la derecha más cavernícola y unos tuits son causa de lapidación con desprecios por parte de la izquierda más intransigente. Y entre unos y los otros, los otros y los unos están destrozando a una persona que no merece tal grado de linchamiento. Gascón puede ser muy torpe, poco hábil e inteligente, estar pésimamente aconsejada -si es que alguien con luces le aconseja en algo-, ser una bocazas o incluso una estúpida, pero es alguien que a nadie se le escapa no ha tenido una vida nada fácil, que ha sufrido por su condición y es evidente que no ha sabido canalizar ni gestionar el súbito éxito con el que se ha encontrado, multiplicando su torpeza y sus errores y, también, sacando lo peor de sí misma. ¿Pero quién no es torpe y no comete errores? ¿Alguien ha hecho el ejercicio mental de ponerse en su piel por un momento?. Incluso aunque Gascón se haya buscado uno de los dos tsunamis que la están golpeando tan severamente (el de los tuits, desde luego no el de la transfobia) todo debería tener un límite. Dar una nueva oportunidad, perdonar y aceptar el perdón, ser generoso y compasivo es lo que nos hace grandes como sociedad. La inmisericordia y machacar a una persona hasta su completa destrucción nos hace, en cambio, muy pequeños.
Me encantaría verla en la ceremonia de los Oscar como ave Fénix renacida. Estoy convencido que Angela Morley estaría muy contenta de que así fuera.