Desde que el viernes pasado expuse en editorial cuál era la realidad tras los II Premios de la Música para el Audiovisual Español, que organiza Musimagen y acoge FIMUCITÉ, he podido recabar más información y hablar con diversos compositores, miembros y no de Musimagen. En su mayoría me han transmitido descontento pero también propuestas de mejora que ahora comparto, junto con algunas propias. Será inteligente entender que en este editorial hay la pretensión de contribuir a su mejora, pues ni la música ni los compositores españoles merecen ser representados gremialmente por unos premios tan lamentablemente organizados y sin transparencia.
1.- Bases que no se muestran
Como todo premio que se precie, tiene sus bases (puedes acceder a ellas aquí) Pero estas deben hacerse públicas, y ni en la web de Musimagen ni en sus RRSS han sido publicadas: tan solo se hicieron llegar por e-mail a los socios. Las bases no son claras respecto a si los premios son solo para socios de Musimagen o están abiertas a cualquiera que cumpla los requisitos. Si se trata de un premio de Musimagen para miembros de la asociación insistiré en lo que ya comenté la pasada semana:
Premios de la Música para el Audiovisual Español expresa generalidad cuando son galardones no solo de participación voluntaria sino que los organiza una asociación (Musimagen) que no engloba a todos los compositores (...) lo razonable sería llamarlos Premios Musimagen de la Música para el Audiovisual Español o en su caso Premios Musimagen/FIMUCITÉ de la Música para el Audiovisual Español.
Aunque no se explicite en las bases, el haberlas dado a conocer solo por correo interno descarta la posibilidad de que sean abiertos a cualquier compositor y obra audiovisual española, pues no mostrarlas públicamente imposibilita su conocimiento. No es razonable ni serio confiar que se conozcan por vías alternativas. Sugiero a la organización que especifique claramente que los premios son para socios, que cambie el nombre para evitar confusiones y que publique las bases en su página web. MundoBSO gustosamente se presta a contribuir a su difusión.
2.- Plazos mínimos
La casi totalidad de los compositores con los que he intercambiado impresiones lamentan el escaso plazo para participar y votar. Las bases fueron enviadas el 16 de julio y el plazo para inscribirse se cerraba el 31. Al anuncio de la convocatoria se sucedieron diversos e-mails, varios aportando correcciones a anteriores e-mails, lo que generó confusión y una enorme sensación de improvisación y poca organización. El plazo para votar las candidaturas se extendió hasta el 18 de agosto. Es harto probable que este calendario tan apretado sea una de las causas que expliquen la ridícula participación (que ya fue explicada en el editorial de la pasada semana) y la más que segura irrisoria votación: de los compositores con los que he hablado, solo uno emitió su voto. Los demás, bien por desinterés pero sobre todo por falta de tiempo para conocer las obras finalistas, no han participado.
Esto es fácilmente corregible: no hay ninguna razón que no sea la desidia, el desinterés o la torpeza para no abrir el período de participación en, por ejemplo, febrero o marzo y extenderlos hasta julio, de tal modo que los optantes puedan preparar sus candidaturas y, sobre todo, los votantes puedan ver las obras ajenas.
3.- Forma de voto arcaica
Existiendo como existen formularios gratuitos online como Google Docs no se entiende que en 2019 el modo de votar sea enviando las preferencias a un solo e-mail. No es razonable y sobre todo no es nada fiable. En los premios IFMCA, por ejemplo (en los que yo participo) las votaciones se mandan a tres e-mails diferentes, no solo por garantía, también porque con tres personas los errores de recuento son mucho más difíciles.
Si es cierto que las apariencias pueden ser engañosas, no lo es menos que lo mejor es no dar lugar a esas apariencias. Y en este caso y año las apariencias no pintan con buenos colores: apenas nadie ha participado, seguramente casi nadie ha votado, pero con esas precipitaciones y el método poco transparente del voto el que sea finalista Diego Navarro, director musical de FIMUCITÉ, a la vez que Darío Palomo, presidente de Musimagen, será agasajado en el festival donde participa como invitado y ponente, pues crea una apariencia algo turbia de intercambio de favores, y más si resultara ganador.
Musimagen debe garantizar un sistema de voto más profesional y asegurar un recuento más garantista. MundoBSO se ofrece a tomar parte como receptor externo y serio de los votos para despejar cualquier sospecha.
4.- Publicidad inexacta
Y aunque lo del intercambio de favores sea una apariencia falsa e injusta, que con seguridad lo será, en nada ha ayudado la nota de prensa que FIMUCITÉ lanzó para anunciar los premios y que indica en uno de sus párrafos:
Los asociados de Musimagen, más de 200 profesionales, pudieron votar por sus obras favoritas del año 2018. Según las normas de los Premios de la Música para el Audiovisual Español, fundados para reconocer el trabajo de los creadores de música para el audiovisual de nuestro país, los autores no pueden votarse a sí mismos, lo cual garantiza la absoluta ecuanimidad de los galardones.
Como ya indiqué en el editorial de la pasada semana, es falso que los asociados de Musimagen (...) pudieron votar por sus obras favoritas del año 2018 pues no ha sido así, pero ahora añado que llevar a la nota de prensa que los autores no pueden votarse a sí mismos, lo cual garantiza la absoluta ecuanimidad de los galardones es, cuando menos, una boutade, aunque esté en las bases: si son 100 o 200 los que han votado, que el compositor vote por sí mismo no le asegura nada, ni ninguna ecuanimidad se garantiza con impedirle votar. Esta frase solo tendría sentido si se supiera (bien de antemano bien a posteriori) que solo han votado por ejemplo 10 personas, donde entonces el impedir el autovoto sí da esas garantías.
Si Musimagen quiere garantizar la absoluta ecuanimidad de los galardones hará mejor en cambiar el sistema de voto.
Lo peor que le puede pasar a estos premios es que sean indiferentes a los propios compositores, tal y como ha sucedido en esta edición, y tal y como ya había ocurrido en la primera. Ni puede ser aceptable ni es de recibo escudarse en el estamos comenzando, o el es solo la segunda edición, cuando ya hay sobrados referentes y medios como para hacerlo bien a la primera sin que tengan que pasar años para pillar el truco. Basta con tener la determinación de hacerlo bien y respetuosamente. Tampoco es aceptable atribuir el fracaso a la desidia de los compositores: al margen del mayor o menor interés de estos Musimagen es responsable de su propio fracaso.
FIMUCITÉ comete un error importante al vincularse a unos premios tan mal organizados sin ser exigente con Musimagen. Estos premios muestran un gran fracaso, el de Musimagen, pero está en manos de la asociación de compositores y del festival canario que en 12 meses pueda transformarse en un éxito. Todas y cada una de las consideraciones expuestas en este editorial son una ayuda para conseguirlo, y en 12 meses sabremos si estos premios son serios o todo sigue igual de mal. MundoBSO puede llegar hasta aquí: son los compositores los que deben exigir los cambios necesarios.