Dice John Rambo en Rambo: Last Blood, que se estrena hoy: "Ha llegado el momento de enfrentarme a mi pasado". La música de Jerry Goldsmith, sonando casi espectral, nos lleva a un pasado que ojalá siguiera formando parte del presente. No hay razones para el desánimo pues el cine tiene a grandes compositores que aseguran el relevo generacional, pero ciertamente cuando suena Jerry Goldsmith en una película nueva, algo mágico y extraño sucede porque solo deseas que no deje de sonar.
Es naturalmente una impresión mía, pues tuve la suerte de vivir la cadena de estrenos cinematográficos del compositor desde finales de los setenta hasta su muerte. No eran todas películas buenas ni (al menos así lo pensaba en su momento) bandas sonoras extraordinarias, pero sí hubo grandes películas y también maravillosas bandas sonoras, y cuando estas llegaban su impacto duraba meses y su recuerdo no se borraba. No sé si es solo una impresión mía y de la gente de mi generación, pero siento que en su mayoría el impacto de las bandas sonoras actuales es de corta duración y su recuerdo es incluso menor.
El pasado año ví una película francesa, L'apparition (dirigida por Xavier Giannoli) donde sin previo aviso sonó en una escena el tema Stellaire, de Georges Delerue, y sucedió la misma impresión: la pelicula se disparó hacia arriba y yo disparé una pregunta al aire, amarga: ¿Por qué no podemos volver a tener a Delerue en el cine? Delerue está muerto y su presencia en el nuevo cine es imposible más allá de la citas, referencias o que se quiera emplear como se emplea tantas veces azarosamente la música preexistente. Argumentalmente, la música que Goldsmith escribió originalmente para First Blood (82) suena en Rambo: Last Blood por lógica narrativa y dramática, pero si no hay más Rambos, no habrá más Goldsmith genuinamente justificado, nunca más salvo que haya secuelas de algunas de las películas y series de películas que hizo, lo que es harto improbable.
Nunca he sido fan del personaje de John Rambo ni de sus películas, y de hecho no estoy seguro de haberlas visto todas, o al menos no lo recuerdo. Pero cuando hace un par de semanas ví esta última entrega en un pase de prensa, siendo obvio que me encontraría a Goldsmith tuve la sensación que iba a ser la última vez. Aquí de la mano de Brian Tyler, pero un Goldsmith a fin de cuentas. Y como comento en la reseña que hago de la banda sonora sobre su aparición: aporta un aire espectral, casi fantasmagórico, que expone por el contraste la lamentable situación en el presente del personaje. Hay un tierno patetismo crepuscular, de ocaso, que envuelve a John Rambo cuando se le aplican sus dos temas musicales, el de Goldsmith (para el personaje, exterior) y el de Tyler (del personaje, interior) y aunque ambos son eficientes impacta emocionalmente muchisimo más el de Goldsmith, porque a Tyler lo escucharemos muchas más veces, pero creo y temo que a Goldsmith no lo tendremos vivo y orgánico nunca más, y eso duele.