Salvo para los muy avezados son desconocidos, y para los que se interesan por ellos, un misterio. Los orquestadores (y las orquestadoras, pues muchas están en el oficio) forman parte de la cadena que enlaza la composición con la película, ayudan al compositor (o compositora) y en no pocas ocasiones pulen y mejoran su obra antes de ser llevada a la sala de grabación. Pero fuera del reconocimiento que les pueda dispensar quien ha requerido de sus servicios, apenas se sabe nada de ellos o ellas y mucho menos el alcance que ha tenido su aportación. De la música que escuchamos en el filme ¿qué parte es mérito del compositor y cuál es mérito del orquestador?
Hay compositores que prefieren asumir esa parte de la creación (Ennio Morricone, por ejemplo, rarísima vez la delegó en nadie) pero son los más quienes necesitan esa colaboración para cumplir con los exigentes plazos de entrega... y también los que así palían carencias propias. En cualquier caso, quien orquesta es alguien que sabe de música, que sabe leerla, escribirla y seguramente también crearla. Muchos son los que suelen alternar este trabajo con el de la composición de sus propias bandas sonoras: en España, por citar un solo ejemplo, está la referencia de Vanessa Garde, celebrada orquestadora y joven compositora de proyección ascendente. Pero por mucho que trabaje en orquestaciones, poco se conocerá de ella -y de sus colegas- en este ámbito, más allá de las estupendas palabras que le dediquen los compositores para los que trabaja.
En el artículo semanal comentando el libro de Stephan Eicke se hace mención de pasada (porque en el capítulo del libro también) a los orquestadores y a cómo está su oficio hoy en día, al menos en Estados Unidos pero sin que se deba generalizar. Reproduzco el párrafo en cuestión:
Otro de los damnificados en este sistema de trabajo es, según Eicke, el orquestador, que se ha convertido en poco más que un copista. Antes, explica, tenían margen de decisión y de opinión, y además era un trabajo bien considerado que podía avalarles y abrirles la puerta para asumir películas como compositores, tal y como sucedió con Friedhofer, Raksin, Shirley Walker... pero su conocimiento y experiencia ya no sirven, y ha llegado a un punto, según afirma Conrad Pope, en que se les considera gente sin ideas. Y como ganarse la vida como orquestador se ha hecho cada vez más difícil, los orquestadores son más reacios a comentar errores o hacer sugerencias, para poder mantener sus trabajos y sus contactos. Nan Schwartz, esposa de Pope, lo resume así: "como orquestadora lo mejor es tener la boca cerrada. No le comentes nada al compositor"
Sé de un compositor, muy buen compositor, que para abrirse camino en Los Ángeles orquestó y rehizo casi por completo un tema musical de otro compositor (no son pocos los orquestadores que, lamentablemente, están trabajando para sus peores) En la grabación de la banda sonora, con ambos presentes, la orquesta se puso a aplaudir al compositor por la pieza que el orquestador le había arreglado. El compositor agradeció la deferencia a los músicos pero a los pocos días despidió al orquestador, que vió así cómo se le cerraba una puerta por haber hecho bien su trabajo.
¿Cuáles son las condiciones actuales en que desarrollan su labor los orquestadores? ¿Están sufriendo explotación y degradación por parte de compositores que sufren explotación y degradación?
Se sabe poco acerca de cuál es la situación. Los hay que trabajan en condiciones razonables y óptimas -y bien pagados- y a la vez los hay que están sufriendo todo tipo de atropellos, no únicamente pero también (y es lo más irritante) de quienes son colegas, los compositores. Sé de quienes son razonablemente felices ejerciendo su labor y de quienes están a punto de explotar por sentirse tan explotados. Es un mundo que no es visible pero que en MundoBSO haremos lo posible por que se conozca mejor, especialmente para paliar que en lugar de darles valor se les devalúe.