Michael Giacchino no es un compositor que levante pasiones entre la afición (aunque sí tiene ganado mucho respeto) pero también cuenta con detractores que, de alguna manera, le reprochan la falta de personalidad de su música. No andan desencaminados estos últimos pero ¿la personalidad entendida como firma propia y reconocible es un requisito mandatorio para hacer buena música de cine? Yo no lo creo. Puede que sea un aporte extra muy interesante que redunde en un mayor placer de quienes conocen y aprecian las firma propias y reconocibles, pero lo que hace buena la música de cine no es la personalidad sino la utilidad que tiene esa música en las películas.
Conocemos y amamos un buen número de compositores que han dejado casi siembre bien visibles sus firmas musicales: los Rózsa, Barry, Goldsmith, Mancini, Morricone, Iglesias, Zimmer, ¡tantos!, a la vez que reprochamos que un número incluso mayor de compositores no dejen rastro de su personalidad musical, o se limiten a participar en el Imitation Game en que se ha convertido la música industrial hollywoodiense, donde da igual el compositor e incluso da igual la propia película: todo es siempre lo mismo. Pero esto no es algo que pueda decirse de Giacchino, al menos sin cometer una gran injusticia. Es posible que sea más artesano que artista, pero es que hay artesanos que hacen mejores trabajos que los propios artistas. ¿Importa realmente que no se pueda identificar al menos claramente la autoría escuchando la música si esa música sí sirve para dar identidad a la película? Es exactamente a lo que se dedica, a mi juicio, Giacchino en su aportación al cine: crear, moldear, profundizar y enfatizar la personalidad de la película a la que sirve, y además no solo con buen oficio (y buena música, muy cuidada) sino con inteligencia.
Su banda sonora para The Batman (22), que se estrena hoy, es un derroche de talento, de oficio, de artesanía y sobre todo de inteligencia: no solo comprende y explica muy bien lo que es el universo Batman sino que aporta una enorme cantidad de matices que dan hondura a la dramaturgia de los personajes y a las emociones. Es posible que para los que no tienen memoria musical (yo carezco casi completamente de ella) luego no sepan atribuírsela a él si es presentada junto a otras músicas de similar calidad. Pero no es solo este Batman el que ha volado tan alto y tan a fondo gracias a su inteligencia. Son tantas las obras que se han beneficiado de su aportación que resulta injusto desconsiderarle por una falta de personalidad que a los efectos resulta ser algo poco relevante.