Nuestro amigo Ignacio Marqués nos propone este tema para traer al Ágora:
Hay bandas sonoras que con poca música han logrado aportar mucho a una película, incluso en las de mucha duración, como por ejemplo en Patton, que dura casi tres horas y para la que sin embargo Goldsmith escribió poco más de 30 minutos. Otras bandas sonoras prácticamente ocupan toda la película... ¿hasta qué punto son más completas las bandas sonoras de gran duración? En Patton, Goldsmith se centra en definir al personaje, pero si hubiera aportado mucha más música para matizar o definir el contexto (sin renunciar a la música del personaje, vital para la película), ¿habría sido más completa y, por tanto, mejor? Si Howard Shore en la primera entrega de The Lord of the Rings hubiese escrito solo 30 en lugar de 180 minutos de música (el filme dura 208, cinco sextas partes con música), centrándose solo en Frodo y su relación con el anillo, habría resultado una banda sonora muy incompleta. Y la cuestión es que Shore probablemente escribió música que no era estrictamente necesaria para la película, sin embargo la música siempre aporta algo y hace que la banda sonora sea muy completa, dando la impresión de que nada sobra por lo bien construida que está. ¿Esto es aplicable a todas las películas, contando con que en algunas los silencios también pueden ser necesarios? ¿Cuanto más se explique o matice lo que hay fuera de los personajes es mejor para la película o no es relevante?
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Muchas gracias, Ignacio. Déjame comenzar rescatando una cosa que has dicho:
Y la cuestión es que Shore probablemente escribió música que no era estrictamente necesaria para la película.
En el filme de Peter Jackson encontrarás -sucede en todas las películas- música más relevante y menos, más determinante y menos, o más explicativa y también menos... pero la cuestión es que la música que no es estrictamente necesaria ¡no debería estar en la película! Y puede ocupar el 10% o el 90% del filme, dependiendo de los casos... pero solo la que es necesaria debería estar. ¿Qué pierde la película si le quitamos a ese personaje o a esa escena su música? Quizás sea una pérdida leve (porque la música le da más empaque o color, por ejemplo) o quizás sea sangrante (cuando sin música queda inexplicada). Depende del grado de implicación.
Hay efectivamente películas con sobresaturación de música: pasa en filmes actuales pero también en los clásicos, y no pocos compositores se han quejado por ser obligados a escribir mucha más música de la necesaria. El mismo Jerry Goldsmith comentó lo engorroso que le resultaba I Confess (1953) por una música que no paraba de sonar... y yo mismo sufro viendo Arsenic and Old Lace (1944) y escuchando al omipresente e innecesario Steiner por todas partes.
Necesaria o innecesaria.. esa es la clave. John Morris explicaba la razón de por qué The Elephant Man (1980) tenía tan poca música:
No hay nada peor que una música que por ser tan frecuentemente utilizada, cuando es realmente necesaria ni siquiera es escuchada.
Ten en cuenta que el grado de atención que el espectador presta a la música es limitado (salvo obviamente en filmes musicales o con canciones) y que el riesgo de distraerle o sobresaturarle es elevado, y mucho más cuando la música lleva ADN informativo (temas centrales, por ejemplo, que el espectador debe racionalizar). Y por eso, en los casos en los que se busca de la música narración, menos es más. ¿Se imagina alguien una película sobre Jesucristo y los doce apóstoles donde cada uno de los personajes tuviera su propio tema central? ¡Nadie lo podría asimilar! Sería inentendible y contraproducente: la única solución viable, la de asignar a Jesús el tema principal, a Pedro uno central, a Judas otro... y a los demás... ¡nada!. De este modo, se focaliza en esos personajes y se logra una narración musical fluida.
Una vez hecho esto, podemos llenar el resto de la película de música, naturalmente, y sin riesgo alguno de sobresaturar: con temas secundarios, que no tienen carga informativa ni requieren la atención del espectador -consciente o inconsciente- y que tan pronto son usados como olvidados.
Patton podía tener alternativas. El filme que conocemos es, como bien explicas, el que resalta el carácter del personaje y deja el contexto y el entorno más en un segundo plano. Podía haber un tema central para, por ejemplo, los horrores de la guerra, que sirviera de contrapunto. Sin embargo, los horrores de la guerra están en el guion literario pero no en el musical. De este modo, el objetivo de la cámara musical nos dirige directamente al personaje, y con la música (y la ausencia de música) se le destaca automáticamente de su contexto. Creo que es una idea narrativa brillante... que solo podía hacerse con el juego de la música y la no música. Al espectador se le priva de ella en lugares donde está acostumbrado a escucharla... para que cuando haga acto de presencia se le dé toda la información sobre el personaje. Al no mediar otras músicas, esta llega de modo claro. Algo parecido hicieron director y compositor en Papillon (1973).
El caso de The Lord of the Rings es diferente, porque las intenciones también lo son: hay temas centrales para etnias o incluso objetos (el anillo) y muchísimos temas secundarios para resolver escenas diversas, que no tienen en absoluto la relevancia de los centrales pero ayudan a meter al espectador en la película, a mantener un continuum o simplemente a darle empaque a la escena donde se inserta. Son películas que necesitan abundante música para fluir sin quebrantos, con un colchón musical que permita al espectador viajar a través del filme cómodamente, y sintiéndose partícipe de él... es el genial truco de magia de ese alquimista y titiritero que es el (buen) compositor de cine y la (buena) música de cine.
No es en ningún caso un tema de cantidad, sino de utilidad. Y de sentido común: peliculas que sufren por la falta de música y películas que se asfixian por la abundancia de ella... el menos es más debe estar en los propósitos, aunque el menos represente el 90% del total del filme, pues eso significaría que se le da a toda ella utilidad.