Con el reciente estreno de SuperKlaus (24) y la llegada hoy a los cines de Mariposas Negras (24) el compositor canario Diego Navarro tendrá dos filmes de animación en cartelera, una coincidencia que por lo poco frecuente es afortunada, y más tratándose de producciones españolas. Sobre ambos trabajos ya he publicado mis consideraciones. Lamentablemente en SuperKlaus el mucho talento musical y potencial temático se ha diluido casi por completo en la sala de mezclas, por culpa que no es del compositor sino de quienes invierten millones para hacer una película de animación pero aparentemente no han pensado hasta demasiado tarde que podría volar mucho más alto si dejaban espacios para los temas musicales relevantes, especialmente el principal, por no hablar de que aún se siguen insertando vulgares canciones comerciales en secuencias que el compositor podía y debía haber asumido. Lamentablemente todas las lecciones de cine y de uso de la música que ofrecen las películas de Pixar o de Disney no son estudiadas ni convenientemente aprendidas.
Frente a este divertimento, Mariposas negras es cine y música seria y dramática. Una vertiente diferente y mucho más interesante en tanto la música es también de posicionamiento y de compromiso, lo que le da un valor añadido. Dista de ser una creación perfecta en el filme, tal y como he argumentado en la reseña, pero creo que es obligado que esté entre las finalistas a los próximos Goya, tanto por los valores que representa como por sus cualidades musicales.
Diego Navarro lleva muchos años trabajando por hacerse un lugar en la música de cine en España. Tiene un gran y merecido éxito como director del festival FIMUCITÉ y en sus actividades como director de conciertos de bandas sonoras en muchos países, pero en el cine aún no ha logrado posicionarse en primera línea. Ciertamente es muchísimo más solvente en el formato de animación -en el que tiene una gran experiencia- que en el cine de acción real, donde es irregular: es notable en lo dramático, como en Pasaje al amanecer (17), pero bastante torpe en el suspense, como en la fallida El cuco (23), muy amateur, si bien en este caso la responsabilidad de desconocer y no sacar provecho de obvios referentes cinematográficos que habrían mejorado el filme no es solo suya sino que también la comparte la directora.
Aunque estropeen su trabajo como en SuperKlaus Navarro ya ha demostrado su valía en animación. Fuera de ella aún tiene camino que recorrer para que se le pueda destacar entre los más destacables, pero parece claro que tiene potencial para lograrlo. El del cine es un ámbito complejo y competitivo, pero la única opción es seguir batallando.