Entusiastas son las primeras reacciones de los afortunados que han podido ver la nueva película de Hayao Miyazaki, Kimitachi wa dô ikiru ka (El chico y la garza en español). Ha sido en el Festival de San Sebastián, donde la película se ha proyectado para la prensa y esta noche será el filme inaugural. A sus 82 años, Miyazaki es uno de los realizadores más respetados y admirados de la cinematografía japonesa y esta, en principio su última película, era esperada con gran expectación. No parece que vaya a defraudar, pero tendremos que esperar un mes para poder verla en los cines.
Hay mucha ilusión por ver un filme que promete ser un derroche de arte, pero no es menor la de ver y también escuchar la música de Joe Hisaishi en su contexto, en su unión a los diálogos, a la narración, a las imágenes, a la dramaturgia y a la poética de la película. Toda la filmografía de Miyazaki con Hisaishi es obra de arte tras obra de arte, cada título está dotado y significado de entidad y singularidad propia, sin caer en rutinas ni repeticiones. Las películas, pero también las músicas, tan interesantes y tan constructivas todas ellas. Valoramos y con razón los binomios explosivos de Hitchcock y Herrrmann, Fellini y Rota, Truffaut y Delerue o Spielberg y Williams, entre muchos otros, y el de Mizayaki/Hiaishi merece figurar junto a ellos, al mismo nivel. Esta es la primera razón por las que la expectación por conocer el nuevo Hisaishi es tan elevada.
La segunda se refiere más que interés a una necesidad: que 2023 acabe siendo un año que haya valido la pena en lo que respecta a la música de cine. Visto lo que llevamos visto, es factible prever que la banda sonora de Hisaishi se erija como la mejor del año en cine (no televisión, documentales o videojuegos). El panorama de lo que llevamos de año -a tres meses de concluirlo- está siendo en términos generales mediocre e irrelevante, salvo contadas excepciones, y de las bandas sonoras por ser estrenadas de aquí hasta final de año pocas alientan esperanzas de poder salvar la temporada. En la de Hisaishi está la gran esperanza y es por ello la más esperada.