Game of Thrones ha puesto broche final con su octava temporada a una serie única en la Historia de la televisión. Pasarán muchos años antes de que otra serie pueda igualarla no solo en su formato sino en su capacidad de convocatoria, también musical. En contra de lo que pudiera pensarse, de los tres grandes géneros de música para el medio audiovisual, el televisivo es el que menos seguidores tiene, muy por debajo del cinematográfico y también superado por la música para videojuegos. Hay, evidentemente, numerosas bandas sonoras televisivas que son célebres y admiradas, pero proporcionalmente la cifra es mucho más baja: entre las 100 bandas sonoras más consultadas mensualmente en MundoBSO, por ejemplo, constatamos esa diferencia que a veces es abismal.
Hay varias razones que lo explican, pero la principal de ellas es que en las series televisivas, por mucha música que puedan y deban tener por su larga duración, no hay demasiadas melodías que se destaquen y adquieran protagonismo e identidad propia. De hecho, generalmente se focaliza en una sola, la sintonía principal, para que ejerza de referente o bandera musical, su identificación con el gran público, y en el resto o hay uso de ese tema o de temas secundarios. Es algo que no sucede en el medio cinematográfico, donde puede haber una mucha mayor variedad de temas de referencia, y que por motivos que ya desarrollaré en breve en un artículo del Ágora no son operativos sino contraproducentes en la televisión. Allí, en ese artículo, preguntaré cuántos temas musicales conoce el gran público de tal o cuál serie televisiva en comparación con los popularizados en, por hacer una equivalencia, en tal o cuál serie cinematográfica.
Pero eso será en unos días. Lo cierto es que Ramin Djawadi ha logrado que la música de la serie, y no solo la sintonía principal, forme parte de la decoración, el vestuario, la interpretación o el argumento, forme en definitiva parte indisociable de un todo que el público, el gran y masivo público, ha entendido y ha aceptado no como elemento emocional sino especialmente ambiental, dramático y argumental. ¡Ojalá esa aceptación se extendiera también al cine!
Su éxito se prueba en el propio éxito de la serie, en las ventas de los ocho CD con la banda sonora y en el inmenso espectáculo audiovisual que el propio Djawadi protagoniza y que pasó triunfalmente por España. Nunca una banda sonora de serie televisiva había logrado llegar a tanto, salvo quizás con la excepción de la saga Star Trek (conocida, eso sí, básicamente por un solo tema musical) Y para saber la opinión de los aficionados, que son más críticos y exigentes, basta con recordar que los seguidores de MundoBSO han elegido a cuatro de las ocho temporadas como la Mejor BSO de Televisión en los Premios MundoBSO, durante cuatro años seguidos. Éxito incontestable.
¿Y que va a ser a partir de ahora de Ramin Djawadi? ¿Sobrevivirá a Game of Thrones? A pesar de que no le falta trabajo, su carrera cinematográfica es muy mediocre. Habrá que ver si tarda mucho o poco en encontrar otra serie donde pueda acercarse, siquiera someramente, a tamaño éxito o si su reinado no sobrevirá a la serie.