El artículo Caída en picado, que firmé con mi sobrino Héctor, ha causado malestar entre algunos fans de la saga de videojuegos Assassin's Creed y a ellos me dirijo en este editorial, desde el máximo respeto. Son varias las personas que han expresado en nuestras redes sociales que el concierto les pareció maravilloso. Pues si a quienes son verdaderos expertos y conocedores de la saga el concierto les pareció maravilloso entonces claramente lo fue para ellos y ellas. Y afortunadamente, pues lo contrario hubiera sido una calamidad. Pero hay que tener en cuenta que no todo el mundo es jugador ni conocedor de los videojuegos y el concierto estuvo abierto a todo tipo de públicos: no era un evento privado, restringido a los fans.
A un concierto no se va con la lección aprendida sino a vivir una experiencia y todas las reacciones son legítimas, se tenga o no conocimiento sobre el contenido del concierto. ¿Acaso hay que haber visto las películas para recibir el impacto de músicas grandiosas en un concierto de películas? Bien al contrario, este tipo de eventos (como los de Zimmer, de Morricone, de tantos), son una suerte de pabellón de muestras donde hay quienes conocen músicas de películas, series o videojuegos que no conocían y de las que, gracias a la experiencia vivida, quizás quieran saber más. El propio Hans Zimmer me lo dijo personalmente: preparo mis conciertos para que sean una experiencia única para quienes asisten. Independientemente de que hayan o no visto las películas.
Escribir impresiones sobre un concierto no es escribir impresiones sobre la música en una película o en un videojuego, sino estrictamente sobre un concierto, y hay que asumir y respetar que el pabellón de muestras de la saga Assassin's Creed haya gustado mucho a unos e interesado poco a otros. Héctor y yo fuimos al concierto con muchísimas ganas: Héctor por su condición de jugador y yo porque, entre otras razones, tengo amigos (¡que espero lo sigan siendo!) en la magnífica orquesta que interpretó impecablemente el concierto. Y los dos porque hemos jugado a alguno de los juegos, nos encantaron y queríamos descubrir mucho más en el pabellón de muestras. Pero la experiencia se nos hizo plúmbea y finalmente poco interesante. Si hubiéramos sido fans de los videojuegos seguramente nos habría entusiasmado, pero no fue el caso.
Calculamos que el concierto tuvo un 40% de aforo (unas 1.200 personas), que no es mala cifra pero no estoy seguro que sea satisfactoria para la organización. La reacción general del público fue correcta pero no entusiasta: aplausos de cortesía al final de las piezas y poco más. Hubo gente que durante el concierto abandonaba la sala. ¿Qué pudo fallar? Podría ser por la escasa calidad de la música o que el modelo de concierto fuera preparado para los fans pero no para el público general. Creo que fue mucho más lo segundo que lo primero, por más que hubiera a nuestro juicio piezas de poco interés musical, que nos parecieron de relleno en el contexto del concierto (por más importantes que resulten en los videojuegos).
Lo cierto es que como evento preparado y pensado para el fandom no llenó ni se oyeron vítores generalizados, como concierto abierto al público en general tampoco y ha resultado ser invisible fuera del auditorio: desde que se celebró, y salvo error mío, solo en MundoBSO hemos publicado una reseña del concierto, solo nosotros. Ni un solo diario o web. Y nosotros lo hemos hecho al día siguiente, como es mandatorio hacer. Una semana después ningún otro medio se ha interesado o por lo menos no se está dando demasiada prisa por contar lo vivido en el auditorio, cuando es tan importante no demorar este tipo de crónicas pues el interés decrece con el paso de los días.
Como he señalado antes, la nuestra es una perspectiva legítima y válida pero evidentemente no la única. En MundoBSO creemos (y lo demostramos) en lo importante que es la diversidad de pareceres. Salvo error mío somos los únicos en el mundo de las webs españolas de bandas sonoras que abrimos nuestras reseñas de bandas sonoras, crónicas o artículos en el ágora para ser contestados y que esas contestaciones permanezcan siempre allá donde en redes sociales tardan poco en difuminarse. Otros sitios cierran esa puerta a la gente, pero nosotros la puerta siempre la hemos dejado abierta porque no queremos imponer sino proponer. Y eso, aparte de marcar una importante diferencia, nos da autoridad moral para poder expresar lo que pensamos con mayor libertad.
No nos gustó el concierto, a los fans mucho y entre los no fans habría de todo, entusiastas y gente que se marchó antes de terminar. Creo que porque el concierto fue planificado más para el fandom que para el público general no generó el interés que quizás sí habría generado habiéndolo pensado para una audiencia no conocedora de los videojuegos, pero es solo una opinión. Todas y cada una de esas personas tienen el derecho de expresar su opinión, y la nuestra no es en absoluto autoritaria pero sí legítima porque muestra una perspectiva que no se puede desconsiderar. Ahora bien, la perspectiva de quien conoce la saga de videojuegos es también absolutamente necesaria. Por eso ofrecemos publicar la crónica del concierto vista desde esa perspectiva. Si se hace desde el respeto siempre será beneficioso.