George Fenton es uno de los compositores en activo que más olvidado ha sido por el cine. Fue mucho en los años ochenta y noventa, pero ahora es poco menos que nada. Y fue, es y seguirá siendo un espléndido compositor. ¿Por qué ya no se cuenta con él? Esta semana ha lanzado un bellísimo recopilatorio con varios de sus mejores temas interpretados al piano, The Piano Framed, y basta escucharlo para darse cuenta de la mucha muy buena y elegante música que hizo en sus largos años creando películas. Pero basta escucharlo para que duela preguntarse por qué no sigue en el candelero, en películas de prestigio, de primera categoría, que es el escenario en el que merece estar.
A sus casi setenta años de edad tiene un legado de varias obras maestras y títulos fundamentales en la cinematografía británica -su país de origen- y también norteamericana. Cinco nominaciones al Oscar, trabajos con directores como Ken Loach, Stephen Frears, Neil Jordan, Terry Gillian, Richard Attenborough... y por supuesto la vasta labor hecha en televisión en general y en los documentales de Naturaleza en particular. Con todo ello, es hiriente y le deja a uno atónito que tenga que trabajar en filmes como Cold Pursuit (19), obligado -parece bastante claro- a hacer la misma música que hacen sus inferiores para poder seguir teniendo un pie en una industria donde cada vez es más invisible.
Hace muchos años tuve la ocasión de departir con él. Me comentó que de sus cinco nominaciones al Oscar (por Gandhi -compartida con Ravi Shankar- dos por Cry Freedom -compartidas con Jonas Gwangwa-, por Dangerous Liaisons y The Fisher King, la última de ellas, en el ya lejano 1991) la única en la que había tenido posibilidades era la del filme de Frears, Dangerous Liaisons, pero el premio se lo llevó -sorpresivamente- Dave Grusin por The Milagro Beanfield War (88) Aparte de esta anécdota me comentó que las nominaciones al Oscar le abrieron las puertas a la industria norteamericana y que había decidido trabajar en ambos lados del Océano: en el Reino Unido por presupuestos mucho menores pero en mejores proyectos, y en Estados Unidos en películas comerciales pero muy bien pagadas. Igual que tantos compositores europeos.
Pero su estrella se ha apagado o, porque ya no interesa ese tipo de música, se la han apagado. Y es posible, incluso, que un porcentaje nada desdeñable de aficionados a las bandas sonoras de menos de 30 años de edad no sepan ni siquiera quién es. A ellos y ellas les digo: buscad hasta encontrar las películas The Company of Wolves (84) y Shadowlands (94), vedlas (son películas maravillosas) y apreciaréis lo mucho que hizo Fenton en y por ellas. Y luego entenderéis lo bueno que sería recuperarle para el buen cine.