2021 se cierra con un balance global muy positivo gracias a una suma de pequeñas (o no tan pequeñas) contribuciones de diferentes compositores que han servido para dar más riqueza y amplitud al ya de por sí rico y amplio campo de la música de cine. Son aportaciones que perfectamente pueden ser mostradas como enseñanza a estudiantes de cine y de música para el cine. Cito a continuación algunas de las más destacadas y resumidamente las razones principales de por qué las he escogido, sin orden de preferencia:

• The Last Duel: Hoy mismo la hemos proclamado ganadora del XXI Premio MundoBSO a la Mejor BSO Extranjera. Ejemplifica la música como aura de personaje, algo que también se da en El buen patrón, donde su tema principal es de engaño, de apariencias, del aura de quien pretende convencer a los demás pero que finalmente se muestra en su rostro más real y vil.

• Spencer: El maravilloso desarrollo del tema principal es un plato fuerte, pero hay además dos escenas soberbias que han merecido un artículo especial.

• La templanza: Rompe esquemas en los culebrones televisivos porque logra unificar con gran solidez nada menos que diez horas de metraje con un estupendo tema principal que no se limita a ir reiterándose.

• Dos: las matemáticas llevadas a la música, algo que comprensiblemente se puede escapar a las audiencias pero que puede resultar de interés para los estudiantes de música. El propio compositor lo detalla en este artículo.

• The Power of the Dog: No es perfecta ni redonda, pero tiene genialidades que hacen de su imperfección un asunto muy menor: las dos escenas de la parte final son una obra maestra en la música de cine.

• Mediterráneo: la música a veces debe posicionarse y no explicar solo lo que pasa sino aportar una interpretación, una opinión, un  compromiso. Se ha hecho muchas veces en el cine y es bueno que no se deje de hacer. Y aquí se hace.

• Dune: Su arco dramático es muy hábil: el comienzo es triste y oscuro y sutilmente lleva a un tono de esperanza y luminosidad, que abre las puertas a la segunda película.

• El amor en su lugar: es bueno sacrificar para beneficiar. Todo compositor quiere hacer la mejor música pero a veces se necesita una que no sea tan buena. Aquí no son canciones malas, por supuesto que no, pero son vodevilescas y la película con ello gana autenticidad.

• No Time to Die: cuando se quiera explicar la utilidad de una canción para hacer uso de ella instrumentalmente y narrar cosas se tendrá que referenciar esta banda sonora, la que mejor uso dramático y narrativo ha hecho de la canción de créditos en toda la saga Bond.

• Last Night in Soho: La música instrumental puede tener su senda en un filme plagado de canciones. Basta con establecer qué camino se traza y a dónde se llega. El trazado es estupendo, quizás no lo sea tanto el tema principal escogido, pero aquí no hay caos sino mucho y muy buen orden.

Son estos algunos de los ejemplos que han hecho de 2021 un año tan interesante. Aquí están citados, espero que durante 2022 pueda además mostrarlos y demostrarlos con sendos artículos y vídeos específicos. Para MundoBSO ha sido un año inolvidable, sobre todo por haber llegado a los veinte años de existencia en plena forma y sin haber perdido un ápice de energías: hemos trabajado mucho, intensamente, diversamente y bien. Con errores, por supuesto, pero en la buena línea: no hemos cedido en nuestras convicciones ni nos hemos desviado de nuestra ruta, hemos apoyado a otros sin esperar recibir nada a cambio, hemos expresado lo que pensamos sin importarnos el coste y no cambiaremos en 2022. Hablo en plural porque MundoBSO soy yo pero también son Ignacio Marqués, Mario Pons, Isaac Duro, Manuel Monteagudo, Juan Manuel Alcocer, Manuel Báez y la recién llegada Iris Roger -de la que la próxima semana publicaremos un fantástico estudio-, quienes comulgan con este espíritu, que se extiende a tanta otra gente que nos apoya desde redes sociales o la propia web y a quienes tanto tengo/tenemos que agradecer.

Nuestro año 2021 se resume a grandes trazos así:

Feliz año 2022!