El pasado viernes tuvo lugar en Los Ángeles un concierto que por diversas razones puede ser considerado uno de los eventos más importantes celebrados en años. Basil Poledouris: The Music and the Movies tributó a Basil Poledouris en el Walt Disney Concert Hall, con distintos directores invitados frente a Los Angeles Film Orchestra y el SoCal Choral. Lo organizó Robert Townson y entre los que dirigieron la orquesta estuvieron -y son nombres de especial relevancia para lo que se ha de explicar- John Frizzell, Christopher Lennertz, John Debney y Diego Navarro. Todos ellos, y algunos más que también participaron en el homenaje de este viernes (como John Ottman), asistieron al Festival de Música de Cine de Úbeda de 2006, la mágica noche en que Poledouris dirigió su primer, único y desgraciadamente último concierto con su obra, pocos meses antes de morir. La reunión dieciséis años después de esas personas y que el póster elegido haya sido una fotografía de aquél concierto no solo no es casual sino que es muy simbólico, significativo y elegantemente exquisito.
Efectivamente, el concierto de Los Ángeles comenzó de alguna manera a gestarse en aquél lejano pero aún tan cercano momento en que Poledouris nos emocionó sobremanera a quienes estuvimos en Úbeda. El hacedor de aquél hito de 2006 fue David Doncel, entonces director del Festival de Úbeda, que ha sido el gran ausente en esta también histórica reunión. Pero pese a todas las circunstancias que han acontecido durante estos años (Robert Townson dejó de colaborar con el festival de Úbeda, entre otras) el ADN de lo sucedido en Úbeda está inseparablemente encadenado a lo que acaba de producirse en 2022. No hay que olvidar, de todos modos, que en 2016 se organizó otro concierto para celebrar los 10 años del de 2006, y contó con la participación de Lennertz, por lo que de alguna manera el tributo de Doncel ya se había hecho. Ahora correspondía hacerlo en la capital mundial del cine.
Este concierto en particular se va a destacar y significar por lo siguiente:
Es casi imposible que un concierto de estas características vaya a poder repetirse -desde luego con la presencia de todos sus protagonistas y de la familia del compositor, que también asistió-, y desconozco si se ha grabado para poder ser escuchado o visto. En cualquier caso, queda para la Historia el que casi todos aquellos que estuvieron en la Úbeda de 2006 compartiendo músicas y afectos con Poledouris aún vivo se hayan reunido en Los Ángeles para celebrar lo viva que aún está su música. Nunca antes se había hecho algo así y difícilmente se podrá volver a hacer algo así, y esto ha sido un triunfo en toda regla de Basil Poledouris.